Simón Bolívar: una visión escéptica. Epílogo

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En sus aspectos conceptuales, en su entramado argumental y en sus resultados prácticos, el culto a Bolívar ha demostrado que, detrás de su disfraz de inocuidad, se esconde una idea nocivamente obsoleta que está plagada de errores, tergiversaciones, falacias y mentiras. Se ha discutido ampliamente sobre su estructura, orígenes, argucias y difusores, así como de los rasgos biográficos del Libertador que más se han prestado a estas confusiones. Hemos abordado con detenimiento las diversas facetas que componen las raíces de este problema cultural, y ya es hora de presentar una propuesta que conduzca a bosquejar su solución aproximada, con atención especial a la grave situación de Venezuela. Sigue leyendo

Simón Bolívar: una visión escéptica. Capítulo 9 – Cultos de ayer y hoy

simonbolivar_tarjetaunicaAlgunos héroes vuelven del Inframundo en diversas manifestaciones que permean en los diferentes niveles del imaginario colectivo. En este orden de ideas, el Libertador ha sido, es y probablemente será el ícono máximo de la adoración patriótica que gira en torno a la guerra de Independencia latinoamericana. Este fenómeno es conocido como el “culto a Bolívar” o “bolivarismo”, el cual le pone al prócer caraqueño un sinnúmero de etiquetas para divinizarlo tales como ideólogo, filósofo político, profeta de la Ilustración, y una cantidad adicional que no tiene asidero lógico. Algunas de las más difundidas fueron abordadas a lo largo de esta indagación, y otras más lo serán en lo que reste de ella.

Cualquier estudio sobre esta religión político-cultural debería tener por punto de partida el trabajo de Germán Carrera Damas (1983), que está finamente documentado con los pormenores del caso venezolano. Por consiguiente, no quitaré protagonismo a la obra de dicho historiador, sino que la complementaré poniendo atención a sus argumentos, pero también a lo que ocurre en distintas partes del mundo. Veremos, muy resumidamente, las transformaciones post-mortem de Bolívar en el tiempo y en el espacio, sus promotores, las intenciones de estos y las consecuencias que trae la veneración al Libertador. Sigue leyendo

Simón Bolívar: una visión escéptica. Capítulo 7 – Una cara en la moneda

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Por todos lados se afirma categóricamente que el Libertador fue un economista visionario, el cual emancipó parte de la América Española con el fin de implantar políticas financieras precursoras del socialismo. Asimismo, se ha dicho que Bolívar sacrificó sus riquezas hasta reducirse a la miseria, que luchó contra los ricos, que pasó sus últimos días en bancarrota, y que su gesta contra la Corona española condujo a una era de prosperidad. Estas creencias, empero, no son simple y llanamente miopes; son absolutamente falsas. Hay abundante evidencia que desmiente estas infundadas e irracionales afirmaciones de los cultores del prócer mantuano. Sigue leyendo

Simón Bolívar: una visión escéptica. Capítulo 4 – ¿Moral y luces?

Describir los aspectos de las perspectivas socioculturales del Libertador no es para nada una labor sencilla, puesto que implica una doble dificultad: la primera, con la que hemos venido lidiando desde hace varias páginas, es la de desmantelar las fantasías del culto de cara a los hechos, y la segunda, que consiste en tratar un tema tan extenso que ni siquiera este libro bastaría para darle la adecuada cobertura. Súmese a esto una tercera, en la que la investigación documental en el tema no siempre fija su debida atención en los datos cuantitativos, que deberían leerse con el frío detenimiento del método científico y no con los sesgos ideológicos del pensamiento político moderno a través del cual el prócer venezolano ha sido etiquetado ―pintarrajeado, diría yo― con más error que acierto de reformador social, indigenista, unificador del pueblo, abolicionista, feminista y moralista, unter anderem. Sigue leyendo

Venezuela Bananera en Marcha (IV)

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No hay nada mejor que levantarme en las mañanas y disfrutar el aroma a mastranto de la victoria. ¡Qué delicia ha sido, desde el 6 de diciembre (6-D) del 2015, ver enfurecidos a los testaferros del gobierno por su aplastante derrota en las elecciones, en las que creyeron tener asegurados sus curules en la Asamblea Nacional (AN)! ¡Qué magnífico ha sido escuchar la voz trastabillada de Tibisay Lucena al balbucear los resultados! ¡Qué lindo ha sido observar las manifestaciones de orgullo herido en los representantes del PSUV y de sus seguidores! ¡Qué fantástico ha sido ver cómo a pesar de la sucia campaña electoral se han quedado con las tablas en la cabeza! Y, sobre todo, ¡qué maravilla ha sido contemplar la manera en que por fin se ha revelado, sin más caretas, la faceta dictatorial de Nicolás Maduro!

Guao, guao, guao. Esto sí que es para chuparse los dedos. Ha pasado un mes desde las elecciones a la AN y todavía estoy boquiabierto. En realidad, todos lo estamos, nadie esperaba que al chavismo le iban a dar tremenda pela; nadie se imaginaba que el “voto castigo” funcionaría tan bien. Ni siquiera pensé que acertaría al 100% cuando dije, en junio del año pasado, que “la salida electoral aún no va a sonreírle [a la MUD], salvo que una paliza en las parlamentarias astille el gerrymandering y nos dé una mayoría de diputados en la AN, lo cual podría poner a Maduro en tres y dos”, pues la oposición cuenta con mayoría calificada (¡toma, papá, 112 diputados conseguidos con más del 60% de los votos! ¡Jajajajajajajaja!) y el actual presidente de la república está sudando frío porque ya no halla qué hacer. Sigue leyendo