Desarmando el nazismo. Capítulo 1 – Cicatrices

Miembros de Tercera Fuerza haciendo el saludo fascista.

Miembros de Tercera Fuerza haciendo el saludo fascista.

Señalaba acertadamente Benedict Anderson en sus Comunidades imaginadas que las ideas pueden piratearse, pues éstas carecen de una patente unívoca que pueda sujetarlas; para Anderson la nación es una idea que no tiene derecho de autor. Sin embargo, cabe acotar que la diversificación ideológica de Anderson no se aplica con exclusividad a algo tan complejo como un imaginario colectivo confinado a su  territorio sino también a los conceptos que éste desarrolla en su mentalidad a través del tiempo en términos políticos, religiosos, sociales y culturales. Además, tenemos el hecho de que las ideas, al no ser cronológicamente homogéneas, tienen diferencias notables en épocas distintas, por lo cual éstas son manifestaciones del pasado y del presente. El nazismo forma parte de esta regla.

Contrario a los textos presentados por los analistas, el desmantelamiento del nazismo no ha de comenzar aquí relatando sus orígenes, ni sus antecedentes y mucho menos su trasfondo, sino que ha de explorarse mediante un estudio que considere el fascismo de Adolf Hitler como un fenómeno contemporáneo pirateado cuyas metas, atadas a delirios de la primera mitad del siglo XX, se niegan a morir al intentar imponerse en nuestro convulsionado mundo de recientes sucesos interesantes en materia de geopolítica internacional. Así, los esfuerzos teóricos presentados en estas líneas comentan y reflexionan el rol desempeñado por el nazismo en la actualidad, aunque también la manera en la cual éste ha sido visto e incluso abusado desde otros ángulos del pensamiento. Sigue leyendo

Desarmando el nazismo. Prólogo e índice de artículos

Se suponía que el nazismo (o nacionalsocialismo) debía desaparecer en 1945, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, de ella sólo quedaron reductos de personas seguidoras del Führer, grupos pequeños que no fueron sino las cenizas de un colectivo imaginario cuyo epicentro fue la nación occidental emblemática del Eje, Alemania. Transcurrieron los juicios de Nuremberg y se realizó una incesante cacería de los criminales fugitivos de guerra, además de una reconstrucción veloz de dicho país recién destruido por las armas. La historia universal tomó nuevos giros en otras zonas del globo terráqueo mientras muchos consideraban al Tercer Reich como un torrente de aguas pasadas.

La ola del neonazismo surgió como la última expresión del fascismo alemán, la cual buscó desde sus inicios la reivindicación de Adolf Hitler y su legado. En Europa, sus voces se toparon con un enconado rechazo de la vox populi o apenas encontraron eco en medio de los ruidos de la Guerra Fría. No obstante, en América, y específicamente en América Latina, germinaron sus semillas hasta convertirse en árboles de un dogma germánico que pese a la crítica ha encontrado su lugar entre los ciudadanos. Obviamente, las células de este credo político no han podido propagarse con la fuerza ni el apoyo suficiente como para alcanzar el empuje esperado por sus simpatizantes, aunque sí han tenido las fuerzas necesarias para mantener a flote los restos de un submarino ideológico que se creía hundido. Sigue leyendo