Señalaba acertadamente Benedict Anderson en sus Comunidades imaginadas que las ideas pueden piratearse, pues éstas carecen de una patente unívoca que pueda sujetarlas; para Anderson la nación es una idea que no tiene derecho de autor. Sin embargo, cabe acotar que la diversificación ideológica de Anderson no se aplica con exclusividad a algo tan complejo como un imaginario colectivo confinado a su territorio sino también a los conceptos que éste desarrolla en su mentalidad a través del tiempo en términos políticos, religiosos, sociales y culturales. Además, tenemos el hecho de que las ideas, al no ser cronológicamente homogéneas, tienen diferencias notables en épocas distintas, por lo cual éstas son manifestaciones del pasado y del presente. El nazismo forma parte de esta regla.
Contrario a los textos presentados por los analistas, el desmantelamiento del nazismo no ha de comenzar aquí relatando sus orígenes, ni sus antecedentes y mucho menos su trasfondo, sino que ha de explorarse mediante un estudio que considere el fascismo de Adolf Hitler como un fenómeno contemporáneo pirateado cuyas metas, atadas a delirios de la primera mitad del siglo XX, se niegan a morir al intentar imponerse en nuestro convulsionado mundo de recientes sucesos interesantes en materia de geopolítica internacional. Así, los esfuerzos teóricos presentados en estas líneas comentan y reflexionan el rol desempeñado por el nazismo en la actualidad, aunque también la manera en la cual éste ha sido visto e incluso abusado desde otros ángulos del pensamiento. Sigue leyendo
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