Sin importar si son o no son institucionalizadas, las religiones son las cosas que menos estimo en la Tierra. Motivos me sobran para decirlo, y muchas veces me ha preguntado por ellos, pero son pocas las oportunidades que he tenido para agrupar mis respuestas en un solo bloque. Ergo, a fin de lidiar con este controversial tema, he de explicar muy brevemente, desde mi propia perspectiva, lo que pienso de estos sistemas de creencias que sistematizan la superstición de los dioses para que millones de personas les rindan culto día y noche, por los siglos de los siglos, amén, con tal de no ser devorados por las fuerzas del mal. Haré esto tomando en cuenta el papel que tiene la fe en la actualidad.
El dogmatismo de las religiones siempre ha estado presente, desde las más primitivas hasta las más modernas. Esta característica, que también se manifiesta en los gobiernos autoritarios, impide a sus practicantes cuestionar cualquier aspecto de su sistema de fe, corregirlo o reformarlo, so pena de sufrir las consecuencias o castigos por parte de las autoridades religiosas; en el mejor de los casos se recibe una reprimenda verbal para volver al corral, pero en el peor se ha llegado a la violencia física. Si las religiones fueran de mentalidad abierta, modificarían sus creencias en pro de sí mismas y de la humanidad; pero no, eso difícilmente sucede, porque para ellas es más sencillo tildar a sus detractores de impíos herejes que dar su brazo a torcer. Así, las religiones son un sistema robespierreano de pensamiento en el que afirmar lo contrario equivale a ser un contrarrevolucionario que se niega a nadar con la corriente.
De esta manera, las religiones creen estar en lo correcto, y además cada una tiene “su” propia verdad, a la cual defienden tercamente sin saber si están realmente en lo cierto. Esto ha conllevado a la típica conducta tiránica de asegurar que sólo quienes pertenecen a “nuestra” religión tienen la razón mientras que los “otros” están equivocados porque un dios, un libro sacro o una tradición milenaria lo dice. Hablo, por ende, de la intransigencia, la cual es un defecto también frecuente en la política y en muchas culturas que ha causado situaciones desagradables agrandadas con prejuicios raciales, etnocentristas y sexistas alimentados por estos grupos cuyas incompatibilidades doctrinales los sumergen en un estado eterno de “debate” que en realidad es una pelea de gallos del que no sale nada productivo. Por si las dudas, ahí tienen a los sacerdotes de Constantinopla.
Lo anterior me permite afirmar que los ideales religiosos tienen el gran problema de estar unidos con el tirro de la verosimilitud, no con hechos comprobables que den fuerza a sus creencias. Por supuesto, no habría lío alguno si dichos ideales fueran tratados como los relatos literarios de ficción que son, o quizás que algunos de sus aspectos se tomen como puntos razonables de referencia en una investigación arqueológica, pero ya es muy distinto cuando éstos nos quieren vender el concepto de las religiones no como fuentes de un tipo de conocimiento en particular ―que puede ser histórico, filosófico, lingüístico o cultural, adaptado siempre a épocas pasadas― sino como la fuente por excelencia de todo conocimiento habido y por haber.
Es ahí donde no puedo estar de acuerdo con las religiones porque éstas desprecian la ciencia o la aprecian falsamente; y no es para menos, porque la lógica consiste en poner a prueba todas las creencias. Todas. Dios inclusive, con las premisas teológicas que tengan detrás. Si hay algo a lo que es alérgico un credo de fe es a las evidencias, principalmente si vienen de las llamadas ciencias “duras”, puesto que no puede lidiar con datos sólidos que puedan medirse o experimentarse, por lo que escurre el bulto con la pobre excusa de que las Escrituras deben entenderse como meras alegorías cuyo significado es tan insondable que sólo Yahvé lo conoce. En otros casos se cae más bajo porque se utilizan pseudociencias (e.g., creacionismo, criptozoología) para respaldar, digamos, las Escrituras. A veces, las religiones también quieren pasarse de listas acomodando los hechos demostrados para que encajen con los relatos de sus antiquísimos textos de inspiración dizque divina.
Por tanto, las religiones tienen el defecto de ser anticientíficas y/o pseudocientíficas porque se valen de tres recursos: el de la evasiva, el de la magufería y el del sesgo. Añádase uno más: el de la ambigüedad. He aquí el motivo fundamental sobre por qué las religiones no aportan conocimiento sino ignorancia; porque viven ensimismadas en las múltiples interpretaciones de sus dogmas, o lo que éstos signifiquen para los diversos sectores del sacerdotado. Esto, desde luego, puede generar el interés de la sociología y la antropología, ni hablar de las humanidades, aunque para efectos prácticos de nuestras necesidades como civilización humana las elucubraciones sobre si Jesucristo provino o no del Creador carecen de utilidad. De tenerlas, las vacunas se harían en los monasterios y las naves espaciales despegarían de las pagodas.
Ahora que traje a colación las anfibologías de la fe, me acordé de su incidencia en la práctica de la moral y de la justicia en las religiones, la cual deja mucho que desear. En el caso de la primera, la mayoría de los principios sólo son aplicables en un sentido teórico; es decir, se dice mucho pero se hace poco. En el caso de la segunda es para llevarse las manos a la cabeza; sustituir el derecho romano por el Bhagavad Gita sería un acto de demencia. Además, la ética varía mucho entre congregaciones, individuos, sociedades y épocas, por lo que ni el canon de la mismísima Biblia es universal; hay creyentes honestos que se horrorizan al leer el Pentateuco y que jamás usarían un pasaje de éste como una ley. Siendo muchos cristianos los primeros que no obedecen al pie de la letra las enseñanzas del Señor, ¿de verdad esperan que lo haga yo, ateo, seguidor del ethos del laicismo?
¿También esperan las religiones que sus innumerables atropellos a los derechos humanos se escondan sin que nadie reaccione? Vamos, está bien, que no todo es culpa de la iglesia católica ni del Dalai Lama. Sin embargo, señores eclesiásticos, ¿no se ruborizan cuando encubren a sus criminales con el escudo del derecho canónico, o con la inviolabilidad de sus tradiciones? ¿No sienten remordimiento cuando estafan con promesas milagrosas que no se cumplen? ¿No les da pena la veneración de ciertos personajes execrables? ¿No se avergüenzan ni un poquito de ponerles un halo, de felicitarlos hasta con premios “nobelescos”? Por favor, no se hagan los desentendidos, que ustedes saben quiénes son, aunque no los mencione. No finjan que no saben de lo que les estoy hablando. No me vengan con las falacias de la autonomía clerical ni con el cuento vaquero en el que los feligreses no se sanan por su falta de fe.
Y, sobre todo, no me pidan que me quede callado ante el circo que se montan las religiones con su santurronería. No me exijan que no las juzgue, ni que les diga lo muy equivocados que están sus preceptos, ni que me abstenga de burlarme de ellas o de sus dioses. Por consiguiente, si hay una razón determinante por la cual objeto a las religiones es por su incapacidad para reírse de sus creencias y de aceptar la blasfemia como un ejercicio de la libertad de expresión en el día a día, más que por su falso puritanismo hecho de costumbres ridículamente ascéticas. En otras palabras, critico las religiones porque éstas aún no han comprendido que sus ideas no son sagradas, ni lo han sido, ni lo serán.
Me tropecé con tu blog y ya me he leído 3 artículos tuyos. Me ha encantado tus publicaciones.
Hola Ac Sen, gracias por comentar. Bienvenido al blog, un placer que lo estés leyendo y que haya sido de tu agrado.
Que imbecil!!!! En ninguna parte del escrito que tiene menciona cuales son esas «nuevas religiones» que según el titulo «surgen» Sólo busca rebatir al ateismo como concepto por medio de las practicas de los ateos en vez de su contenido.
Claro… como que si alguien se tatua un simbolo celta… Automaticamente va a creer en la existencia de Epona. Como se lo has dicho.
Por si este viejito no lo sabia; las mismas religiones son ateistas selectivas los cristianos no creen en dioses griegos o hindues. La religiones durante miles de años luchado para imponer la creencia y el culto a determinadas deidades http://www.lapulgasnob.com/2015/03/el-mar.html
¿acaso el cree en la existencia de baal…astarte de la religion fenicia o cree y le rinde culto a alguno de los dioses del sintoismo?
¡Ajajajajajaja Ricardo, buena esa! Sobre todo cuando hablas del «ateísmo selectivo». Es que desde esa perspectiva, todos somos ateos o creyentes al mismo tiempo y en todas las circunstancias. Como curiosidad, y si mi memoria no me falla, los romanos condenaban personas por ateísmo, pero no porque se negaran a creer en todos los dioses de todas las religiones, sino en SUS dioses, es decir, los del Olimpo.
Así, un cristiano era «ateo», o sea sin dios, en relación al paganismo grecorromano. Incluso la misma noción de los «gentiles» en el judaísmo apunta en esa dirección.
Saludos, la observación que has hecho es fenomenal.
Estoy muy de acuerdo en la crítica a las religiones, aunque no me parece viable pedirles o sugerirles que se rían de sus creencias, falsas o no ellos viven de sus creencias, no es tanto su falta de humor lo que más me molesta de ellas sino su falta de argumentos válidos, su falta de pensamiento crítico, su atrevimiento de creerse dueños de la verdad y proclamarla como dogma.
Hola, slayertyrael, gracias por comentar. Lo del humor lo decía porque es el primer paso para retar su capacidad de aceptar las críticas a su fe, por fuertes que sean. Si no son capaces de aguantar un chiste donde meto a San Pedro, mucho menos van a estar dispuestos a reconocer que su iglesia les ha mentido.
https://miotroblogsite.wordpress.com/2015/10/20/surgen-nuevas-religiones/
Saludos, pedroruizhidal, agradezco su no-comentario porque es un enlace y no un texto como tal. Si tenía algo que decir, para esa gracia era mejor poner su opinión aquí en vez de escribir un post en su sitio y pegarme el enlace, como si quiera llamar la atención para que yo le lea y le responda, lo que considero de pésima educación porque yo jamás hago eso en webs religiosas o de creyentes.
Y sin embargo heme aquí, que voy a replicarle, para enseñarle de verdad cómo argumentar, hilvanar ideas y, sobre todo, pensar.
Salvo algunas cosillas puntuales que son bien sabidas en sociología y antropología, como los rituales ancestrales y el origen del pensamiento tanto supersticioso como religioso, lo que usted ha dicho es una reverenda chorrada en todos sus aspectos, sobre todo terminológicos y etimológicos. Especialmente cuando usted se metió con el nombre de mi blog, como si eso de alguna manera probara que usted tiene la razón. Le digo de una que eso es una falacia ad hominem.
Vale, al cuento, que por lo menos el diccionario de Oxford define la religión de una manera muy distinta a como usted la plantea: http://www.oxforddictionaries.com/definition/english/religion
Y de acuerdo a este diccionario etimológico, la palabra herético parte como una etiqueta dada por los religiosos a los que tenían doctrinas distintas a la suya, pero por extensión esto puede aplicar a cualquier disensión o dictamen que se separe u opine de manera contraria a algo que ha sido establecido: http://www.etymonline.com/index.php?term=heretic&allowed_in_frame=0
Por contexto se deduce que lo «establecido» tiene un carácter institucional, formal, con reglas, miembros y un canon de comportamiento. Normalmente aplica para lo religioso, pero también a lo político, económico, etc.; en fin, a creencias o ideas que no son religiosas.
Es decir, que lo herético de mi blog no solamente no tiene nada de negativo (de hecho, no uso la palabra en el sentido peyorativo, cosa que sí hacen las religiones institucionalizadas), sino que describe a la perfección lo que escribo y publico aquí. En ese sentido, soy herético no porque me la dé de malote, ni porque en mi fuero interno sea un creyente, sino porque la herejía es el ejercicio de cuestionarlo todo, siempre con la carga de la prueba por delante. Un ejercicio en el que se va contra la corriente, de elegir libremente a dónde quieres ir y qué quieres pensar, sin que un ayatolá te lo diga.
De la misma manera, tatuarse un símbolo celta no es un acto religioso, ni significa comulgar con las deidades de los celtas. Identificarse como pagano por ello es como creer que uno se hace satánico escuchando black metal. Un amigo mío es cristiano evangélico y escucha Iron Maiden, y eso no lo hace ateo, ni siquiera adorador del diablo. Lo que usted dice es un insulto a la inteligencia humana porque emplea la «falacia del verdadero escocés».
En síntesis: lo suyo es un emplasto tonto de confusiones verbales que se habrían evitado con la consulta a un diccionario, porque tocar madera no es un acto religioso, pero sí una superstición; hacer que tocar madera sea ley colectiva para no ir al infierno sí lo es. No creer en las religiones tampoco es un acto religioso de la misma manera en que ser calvo no es tener un corte de pelo.
PD: el paganismo no es exactamente «una religión desde el punto de vista de las tres grandes religiones». Mas bien debe entenderse como el conglomerado de religiones que tienen un conjunto de prácticas y tradiciones (observe el plural) que son totalmente opuestas a las del monoteísmo judeocristiano-musulmán, el cual se caracteriza por buscar mayor unidad doctrinal.
Distinguido señor Aranda:
No estoy interesado en debatir con usted acerca de sus creencias, mucho menos de las mías.
Contestando a su atrevido comentario, le sugiero que si tan molesto es para usted recibir pingbacks de WordPress, le sugiero que lo desactive.
Saludos.
Oh, woah, espere… si de verdad no estaba interesado en debatir, ¿a qué debo el «honor» de recibir el enlace a su post en el panel de mis comentarios? Porque el pingback lo entiendo, es una función de WordPress, pero que haya venido acá y ponga en la caja de comentarios el link a la entrada de su sitio y me venga con el cuento de que no quiere ninguna conversación ni nada por el estilo, ya es mucha bajeza moral.
De modo que el único comentario atrevido ha sido el suyo, no me sea descarado. Yo he respondido en consonancia con lo usted ha escrito, porque tengo derecho a réplica, así como usted tiene derecho a mentir en su sitio hasta de los términos más básicos sobre religiones y creencias afines (o no tan afines).
No tomaré su sugerencia, de hecho. Los pingbacks no me molestan, incluso me son útiles. Lo que me molesta es que farsantes como usted tiren la piedra y escondan la mano.
Saludos y hasta nunca. Ya sabe dónde queda la puerta de salida, que es por el fondo, porque por el frente me mancha el tapete.
De verdad, no estoy interesado.
Sabe leer, ¿no? Si dije «hasta nunca», fue por algo. Si no está interesado no comente, así de simple, no me sea analfabestia.
Solamente ha venido a publicitar su web, si fuera yo le quitaba el comentario con el enlace por intentar difundir tonterías.
Encima confunde religioso con supersticiones, vaya novato y arrogante (hablo del escrito suyo).
Nuri, gracias por intervenir ;) Sin embargo le dejé su comentario para que no venga con la estupidez de que uno es un censurador enemigo de la libertad de expresión. Y aún así, chilla como un crío. ¿Quién carrizo lo entiende?
PD: siempre hago mis excepciones. Los trolls de los que he tenido noticia que vagan en Internet haciendo de las suyas con ciertos nicks que no voy a mencionar son un ejemplo de ello. Con ellos no hay debate posible.