Este fragmento del libro L’animale irrazionale. L’uomo, la natura e i limiti della ragione, de Danilo Mainardi, fue publicado originalmente en Riflessioni.it. La traducción es de mi autoría.
Si alguien quisiera enlistar (y me parece que alguien ya lo ha hecho) todas las supersticiones presentes en las diferentes culturas humanas, el listado sería larguísimo. Cada cosa, ser o evento, por lo irracional de nuestra mente, puede traer fortuna, infortunio o incluso para ser más específicos, efectos positivos o negativos. El canto de la lechuza, el gato negro que atraviesa la calle, el espejo roto, el paso por debajo de una escalera, la sal regada… escribo así, improvisadamente, y se trata, hasta aquí, de supersticiones tradicionales, simples y específicas. La superstición, sin embargo, puede devenir incluso en un estilo de vida porque, por ciertas personas, puede influenciar cada elección, cada comportamiento. Además, puede proliferar. Cada ser humano, en materia de supersticiones, puede demostrar su creatividad. Cada uno puede, espontáneamente, crear unas nuevas y personales (¿Qué sé yo? Una indumentaria que “atrae lo bueno”) para añadirlas a las supersticiones ancestrales y tradicionales, y por tanto hacerlas comunes y corrientes como poner los cuernos o decir in bocca al lupo con aquella respuesta que le sigue(*).
Cada comportamiento, en nuestra especie, es complejo y compuesto, y esto también vale para aquello supersticioso, que en efecto encuentra en los fenómenos colaterales, ante todo en la ritualización, estímulo y complementariedad. Sin embargo el fenómeno en sí, en su origen, que no puedo definir sino como zoológico, es simple, y por ello es propio que todos, en términos de supersticiones, podamos ser innovadores. Por tanto hay mérito en partir de la zoología, y lo hago recordando una bastante vieja, pero aún vigente (del resto en el tiempo varias veces replicada con diferentes especies) investigación de un famoso estudioso del comportamiento, B.F. Skinner. Aquella histórica investigación se titula Superstition in the Pigeon (superstición en la paloma) y fue publicada en 1948 en la Journal of Experimental Psychology. Es un hito para la comprensión del fenómeno. No obstante es preciso que, hablando siempre de animales, se anticipe alguna información sobre un modo especial de obtener conocimiento, que está dentro del aprendizaje por asociación, dicho comúnmente condicionamiento operante. Sigue leyendo
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