Mis mayores y más efusivas salutaciones para los queridos terrícolas y presuntos alienígenas que estén leyendo este blog: vengan a la fiesta del escepticismo en la que me la voy a pasar bomba destazando la magufería seudocientífica como de costumbre. Por supuesto, el señor J.J. Benítez no está entre los invitados porque no merece ni los buenos días a raíz de sus patrañas, las cuales se han expandido cada vez más conforme ha hecho un nuevo seudodocumental de Planeta encantado, pues no satisfecho con meterle extraterrestres a las culturas preincaicas de Perú, fuerzas telequinético-starwarianas a los rapanui de Chile y OVNIs a la cultura de los dogones en Mali, el ufólogo español sostiene en El mensaje enterrado que lo que hemos sabido de Jesús de Nazaret es un error y que él vendrá, como buen experto que es, a corregírnoslo.
La cuarta entrega de este seudodocumental (en este enlace pueden leer la transcripción) es la que me ha dejado menos material para hacer fotocapturas, pero a su vez es la que me ha dado más dolores de cabeza para averiguar la veracidad de sus afirmaciones. Esto se debe a un hecho fundamental: a que yo conozco bien los países europeos y latinoamericanos, y un poco de los africanos, asiáticos y los de Oceanía, mas no los de Oriente Medio porque de eso sólo tengo nociones básicas. Igualmente, mis conocimientos en historia de la religión no son lo suficientemente amplios en cuanto al cristianismo, el judaísmo y el islam.
Por tanto, he traído conmigo a un lector de este blog y también queridísimo amigo, quien a lo largo de esta entrada me ha dado un hilo de Ariadna con el fin de salir de este laberinto del minotauro. Démosle pues la bienvenida a Aryeh Capella, historiador aficionado que se ha especializado muchísimo en el ámbito del monoteísmo hebreo, de sus creencias religiosas sucesoras y de las lenguas en que se escribieron. Las observaciones que haga Aryeh de este filme aparecerán entre corchetes.
He de hacer, empero, algunas advertencias previas antes de sentarme a analizar las mentecatadas de Benítez. Por un lado voy a analizar única y exclusivamente el Jesucristo descrito por Benítez, por lo que el Cristo de los evangélicos, católicos, protestantes o el de cualquier otra secta, congregación o iglesia cristiana no es objetivo de esta entrada, como tampoco lo será la existencia de Dios. Considerando esto, también voy a pasar por alto el debate sobre la historicidad de Jesús porque este periodista del misterio seguirá sin tener la razón indistintamente de si el Mesías fue un personaje real o uno mítico al cien por ciento.
Así, digo a los creyentes, agnósticos y ateos por adelantado que si van a caerse a coñazos verbales ya saben donde está la puerta de salida. ¡Por los clavos de Cristo, a otro perro con ese hueso que estoy harto de tánganas por motivos religiosos!
Y ya. No voy a impacientarlos más de lo que lo hace el preámbulo de la Constitución.
(0:40) Israel, la tierra santa por excelencia. Hoy quiero contarle una historia muy especial. En realidad, un puñado de pequeñas grandes historias con un denominador común: mi querido y admirado Jesús de Nazaret. Cabe la posibilidad de que algunas de estas historias no sean de su agrado, incluso que le escandalice. Si su mente no está definitivamente abierta, por favor cambie de canal. Por el contrario, si practica usted el saludable ejercicio de la duda, entonces sígame. (1:14)
Israel no es propiamente una tierra “santa” (de por sí, ninguna tierra lo es, ni siquiera su vecina Palestina), pero sí es un lugar tan relevante como paradójico; relevante porque es la cuna de una cultura de fe que se ha difundido más allá de Oriente Medio y paradójico porque dicha fe tuvo un esfuerzo civilizador que estuvo circundado por un entorno de barbarie en su gente. En efecto, es verdad que Jesucristo es el protagonista de esta zona del globo terráqueo y que el registro del paso del tiempo en Israel no está exento de contradicciones, como tampoco de controversias.
Para tener una imagen más clara de Israel y de la fe cristiana no hay que sentir placer o desprecio por ambas cosas, sino atenerse a los hechos y a la revisión crítica de esos hechos, así como de las evidencias que los sustentan. En mi opinión, no me molesta que se muestre una idea controvertida de Jesucristo ―los evangelios de por sí lo son― sino que se esto se haga sin pruebas, con pruebas falsas o con ignorancia supina. Mi recomendación personal al respecto es que el primer paso esencial para instruirse bien sobre este tema tan delicado no consiste en ponerse a ver (seudo)documentales en YouTube ni en leer ciertos blogcitos/libritos de pacotilla que no mencionaré, sino en comprender el cristianismo a través de la historia de Israel y con nociones de lo que es el judaísmo. Hay que empezar por ahí.
Sigamos. No voy a cambiar de canal.
(2:20) Israel; para mil millones de cristianos, la tierra donde nació el hijo de Dios. Así lo reflejan la historia y la tradición. Una historia y una tradición, como iremos viendo, repletas de errores y manipulaciones. Este sencillamente es mi objetivo: mostrarle cómo los hombres, voluntaria o involuntariamente, han llegado a tergiversar las palabras del maestro y muchos de los sucesos que lo rodearon. Y he dicho bien; tergiversar, es decir, interpretar erróneamente. Todo un cúmulo de tergiversaciones que ha maquillado y deformado su mensaje. Su figura, e incluso, a cuantos lo acompañaron. (3:07)
Vamos Benítez, usted ha descubierto el agua tibia, eso lo sabía yo cuando era católico. Lo que no sabía es que usted caería más bajo que la sumatoria de todas las iglesias cristianas juntas.
(3:09) Pero empecemos por el principio. María y José, padres terrenales de Jesús, viajan desde Nazaret a Belén obedeciendo la orden de Augusto, el emperador Romano. Todos los súbditos deben empadronarse. Corría el año -7 de nuestra era, y al llegar a la aldea de Belén María dio a luz a su primogénito. (3:35)
Según la Biblia (Lc. 2:1-7), una orden de Augusto (64 a.C.-14 d.C.) hizo que José y María partieran de Nazaret para censarse en Belén, la pequeña localidad en la que María parió a Jesús. Ahora bien, hay un anacronismo bestial; el censo al que hace referencia es el de Quirino, y no sucedió en el 7 a.C. sino entre el 6 o el 7 d.C. Publio Suplicio Quirino (45 a.C.-21 d.C.) fue un aristócrata romano que por petición de Augusto se encargó por esos años de los impuestos en la provincia autónoma de Siria.
(3:39) Con este feliz acontecimiento nacería también el primer gran error de esta historia. Un error que todavía arrastramos y que prácticamente no tiene solución. Durante siglos la cristiandad consideró y todavía considera que aquel nacimiento tuvo lugar en el año 0. Grave error. Todo se debió a un lapsus cometido por un monje del siglo VI, Dionisio el Exiguo. En 1582, cuando el Papa Gregorio XIII emprendió la necesaria reforma del calendario de Julio César, se fio de los cálculos de este buen monje, estableciendo el nacimiento de Jesús en el referido año 0. En el siglo XX historiadores, exégetas y astrónomos descubrirían que Jesús nació mucho antes. (4:31)
No tan rápido, señor Benítez, no destape la champaña que el discurso del brindis le toca a Aryeh… y a mí. Aryeh, date con todo:
[Empecemos por decir que existe en el propio texto del NT una guía para indicar muy aproximadamente cuál fue el momento de nacimiento de Jesús.
Leemos en el evangelio de Lucas que seis meses después del anuncio sobrenatural a Zacarías sobre el embarazo de su mujer, que daría a luz a la postre a Juan el Bautista, el ángel Gabriel hace el respectivo anuncio a María de su embarazo sobrenatural. Por tanto, Juan el Bautista nació seis meses antes, aproximadamente, que Jesús (siempre según el evangelio). Esta es nuestra primera pista.]
Para los novatos: el NT es el Nuevo Testamento y el AT es el Antiguo Testamento. Más información en Lucas 1:5-25, 26-38.
[La segunda está en el versículo 5 del mismo primer capítulo de Lucas, donde se nos informa que Zacarías pertenecía a la “Clase Sacerdotal de Abías”. Ahora bien, según leemos en el capítulo 24 del primer libro de Crónicas, veremos que por motivos organizacionales, los Kohanim (sacerdotes) se dividieron en 24 “Clases” o grupos de servicio, para garantizar que todos pudieran participar del servicio sacerdotal en el Templo. Por orden, la clase de Abías era la octava en servicio.
Habiendo 24 turnos diferentes, y sabiendo que cada turno servía una semana (1 Crónicas 9:25), y sabiendo que el año religioso empieza y empezaba el primer día de Abib (en primavera, mes que corresponde a Marzo-Abril), tenemos que cada una de estas clases oficiaba dos turnos semanales al año (el Año Lunar tiene 48 semanas exactas), una semana a la vez (terminando en Shabat), haciendo que el ciclo reiniciara al comienzo del mes sexto (Elul, agosto-septiembre).
Empezando en 1 de Aviv, el Octavo turno entraría en servicio la última semana del mes de Iyyar (abril-mayo). Suponiendo que el embarazo de Juan el Bautista fue de 9 meses, habría nacido en Shevat (Enero-febrero). Sabiendo ya que Juan es mayor que Jesús por seis meses, nos daría que, entendiendo que fue un embarazo normal de 9 meses, habría nacido hacia el mes de Av, o como muy tarde, Elul, esto es, entre agosto y septiembre.
Esto, desde luego, siempre que el relato milagroso haya coincidido con el primer, y no con el segundo turno de servicio de la “Clase Abías”. Porque en caso de ser en el segundo turno, que sería en la cuarta semana de Tishrei (septiembre-octubre), Juan habría nacido en Tamuz (junio-julio) y Jesús, en Tevet, o muy tarde, en Shevat (o sea, entre finales de enero y finales de febrero).]
Véase la aclaración anterior, las referencias bíblicas citadas, 1 Crónicas 24:6-18 y el calendario hebreo.
[Sobre la otra afirmación, “En el siglo XX historiadores, exégetas y astrónomos descubrirían que Jesús nació mucho antes”, también puede decirse bastante. La búsqueda clásica del Jesús Histórico no arranca en 1901, sino en 1774, inaugurada por Gotthold Ephraim Lessing, y florece con virulencia en el periodo de la Alta Crítica. Aun más, anteriormente Paul Henri Thiry, Barón de Holbach, publica una muy interesante Histoire critique de Jésus-Christ, ou Analyse raisonnée des évangiles (1770), en la cual intenta demostrar con una lectura literal que tales profecías nada tienen que ver con Jesús. Sigue luego una crítica de los relatos de la infancia (Mt. 1 y 2; Lc. 1 y 2) y de sus numerosas inverosimilitudes y contradicciones, que tiene un tono más bien irónico y racionalista. Así pues, el análisis crítico a los evangelios no aparece recién en el siglo XX. Una vez mas J.J. Benítez vuelve a vender teorías a medias.]
Es decir: Benítez no solamente está mal informado sobre los evangelios, sino que es mediocre su conocimiento sobre la historia del análisis y la crítica de esos textos.
(4:35) La clave se llamó Herodes el Grande, el rey que gobernó Palestina hasta el año -4 de nuestra era. Al fijar la fecha de la muerte de Herodes el 13 de marzo de dicho año -4, los especialistas comprobaron con espanto cómo el calendario actualmente en vigor se hallaba total y lamentablemente equivocado. Amén de que el año 0 como tal no existe, es perfectamente sabido que Jesús nació bajo el reinado del sanguinario Herodes. Y es igualmente conocido que dicho rey ordenó la matanza de los niños varones menores de dos años de edad de Belén y su comarca. Esta trágica circunstancia sitúa el nacimiento del maestro en los años -6 o -7. En otras palabras, si los cálculos de Dionisio el Exiguo hubieran sido rigurosos, hoy estaríamos en el año 2008 o en el 2009. (5:32)
Siendo la Edad Antigua, no se le podría haber exigido a Dionisio el Exiguo más de lo que realmente hubiera podido hacer con su intelecto; su error fue involuntario, no hay que ser tan duros con él por ello. Eso es como reprocharle a las culturas preincaicas el no haber construido aviones ―hola, Líneas de Nazca―, a los rapanui no haber erigido sus moais con grúas hidráulicas ―hola, isla de Pascua― y a los dogones el no haber realizado hallazgos astronómicos propios de los siglos XIX y XX ―hola, Marcel Griaule―. No obstante, a quien sí hay algo que recriminar es a Benítez por no haber explicado con propiedad el asuntico ese del año cero que tanto le devana los sesos.
[Procedamos a explayarnos un poco sobre lo del Año Cero. Aquí Benítez nuevamente busca confundir con la rimbombante frase “Durante siglos la cristiandad consideró y todavía considera que aquel nacimiento tuvo lugar en el año 0”. En primer lugar, ni en el Calendario Gregoriano, ni en el Juliano, existe un año 0. El año 1 a.C. inmediatamente precede al año 1 d. C. (podemos ilustrarlo así: después del 31 de diciembre del año 1 a. C. comenzó el 1 de enero del año 1 d. C.). Lo mismo acontecería con las décadas, empezando la primera de nuestra Era en el año 1 d.C. y hasta el año 10 d.C., ambos dentro, para conformar así la década (diez años).
Los historiadores adoptaron esta convención a partir de su utilización por Beda en su Historia ecclesiastica gentis Anglorum (Historia eclesiástica del pueblo inglés, de 731). Beda no utilizó el cero debido a que los años se cuentan a partir de uno y no de cero. Él conocía bien el número cero, dado que cero fue la primera epacta del ciclo de 19 años utilizado para calcular la fecha de la Pascua, tal como explicó en su obra De temporum ratione (Sobre el recuento del tiempo, de 725).
En segundo lugar, el hecho de que Jesús no pudo haber nacido en el hipotético e imaginario año 0 ya era sabido de antiguo, debido a dos datos fundamentales, a saber: uno, según los evangelios, Jesús nace bajo el reinado de Herodes el Grande (73-4 AEC), como lo vemos en Mateo 2:1; y dos, supuestamente su nacimiento se da al mismo tiempo que el Censo de Quirino (Lucas 2:2), que fue realizado 37 años después de la batalla naval de Accio, la cual sucedió el 2 de septiembre del año 31 a.e.c., con lo que el censo Quirino sería realizado en el año 6 EC.
Ya esto nos da una seria y muy fuerte contradicción. O Jesús de Nazaret nace máximo en el 4 AEC, o nace en el 6 EC, y de cualquier forma, las cuentas no nos cuadran.
¿Quién es el culpable de todo este despelote? Un monje de origen rumano llamado Dionisio el Exiguo, quien decidió hacer un cálculo preciso de la pascua cristiana y reemplazar el método de datación que se usaba en la época, conocido como Era Diocleciana, un método de numeración de los años usado por los cristianos de Alejandría durante el siglo IV y V y basado en el reinado de Diocleciano.
¿Y dónde se origina el problema? En una cosa muy sencilla. Dionisio sólo tomó en cuenta el dato de Mateo 2:1 a la hora de calcular el nacimiento de Jesús para hacerlo el eje de su sistema (el Anno Domini), y se valió para ello de la cuenta de la Fundación de Roma, conocido como ab urbe condita. Su error fue calcular exactamente el tiempo de reinado de Herodes mediante este método: dató el nacimiento de Jesús en el año 753 auc, cuando debió haber sido hacia 748 auc. Luego Beda se encargaría de popularizar la nueva era.
Dionisio el Exiguo no proveyó a nuestra era de un año cero. No es asombroso, porque en la Europa altomedieval nadie conocía la cifra o el número cero. No obstante, la presencia de la palabra latina nulla en la tercera columna de su tabla de Pascua crea la impresión de que Dionisio el Exiguo conociera ese importante número. Pero no hay nada a partir de lo cual pudiera deducirse que su nulla fuese un cero verdadero (de todas formas, él no lo utilizó en sus cálculos). En Europa se debió esperar hasta el segundo milenio antes de que se pudiera disponer del número cero.
Es, por tanto, imposible que Gregorio XIII tomara ningún cálculo basado en el cero.]
A ver si lo sintetizo: es estúpido, que no falto de sentido común, el hecho de echarle en cara a Dionisio el Exiguo y al papa Gregorio XIII de haber utilizado un año cero porque el cero no lo conocían, pues sus cálculos los sacaban con cuenta de la vieja y en números romanos que, por cierto, JAMÁS empleaban esa cifra porque no existía en ese sistema de numeración. ¿Así está bien o quieren que le parta la cabeza a Benítez a punta de coscorrones con la Aritmética de Baldor?
(5:38) Segundo gran error, aunque la palabra correcta sería manipulación. Jesús de Nazaret tampoco nació en diciembre. En esta ocasión, el invento procede del siglo IV, o quizá del V. Cuando se investigan las condiciones meteorológicas de Belén, salta a la vista que entre noviembre y marzo resultan tan crudas que ningún pastor se arriesga a conducir sus rebaños por las colinas próximas. Las temperaturas pueden descender hasta 5 y 10º bajo cero. Pero hay más; en aquel tiempo, cuando José y María viajaron hasta Belén, este tipo de desplazamientos a pie o con animales se desarrollaba siempre en época seca, jamás en temporada de lluvias. José y María por tanto tuvieron que llegar a Belén entre mayo y octubre. (6:27)
¡Enhorabuena, Benítez acertó, aplausos!
No, no estoy bromeando, es en serio. Aplaudan, aunque sea pasito, Benítez sí tiene la razón.
Meteorológicamente, Israel y Palestina están juntas en una región que se caracteriza por tener una estación húmeda y una seca; la húmeda suele estar entre noviembre y mayo mientras que la seca a menudo puede estar entre mayo y octubre. Enero es el mes más frío y agosto es el más caliente; si un grupo de viajeros fuera a ver a Jesús, lo más lógico habría sido irse en una temporada con clima favorable. Además, nótese que durante el primer siglo (y no descarto que eso sea así hoy) se realizaban tres festividades por motivos de peregrinación a Jerusalén: la pascua judía en Abib, Pesaj; cincuenta días después viene el pentecostés en Sivan, Shavuot; y la fiesta de los tabernáculos en Tishri/Ethanim, Sukkot. En el calendario hebreo, estos tres eventos acontecen en las épocas más óptimas para la agricultura.
(6:36) ¿Qué fue entonces lo que sucedió? ¿Por qué la cristiandad celebra la Navidad el 25 de diciembre? Muchos siglos antes del nacimiento del hijo del hombre, los pueblos mesopotámicos, egipcio y finalmente el Imperio Romano, tenían la costumbre de celebrar una fiesta llamada Diualia; arrancaba el 21 de diciembre, conmemorando el alargamiento de los días o la victoria del Sol. A partir de esa fecha, en efecto, el Sol vence y las jornadas diurnas se alargan progresivamente, y aunque no existen datos concretos al respecto, los historiadores apuntan a Constantino como el emperador que admitió el cambio, sustituyendo la fiesta pagana del Sol Invicto por la del nacimiento de Jesús, el verdadero vencedor de las tinieblas. Y a pesar de la dura oposición de la iglesia oriental, que se negó a admitir la fecha, la manipulación fue aceptada. Hoy, muy pocos saben que este cambio obedeció a una maniobra política destinada a eclipsar una celebración pagana. Otra aberración del régimen de Constantino, el primer gobernante que aceptó el cristianismo como religión oficial. (7:50)
Paren los aplausos, Benítez ha puesto de nuevo la torta con la vela. Hemos vuelto a otra ronda de datos imprecisos, sesgados y falsos.
Uno, no es Diualia, sino Divalia (con “v” de “vaca”, no con “u” ni con la “b” de burro de Benítez), y sí se celebraba el 21 de diciembre en honor a Angerona, por lo que esa fecha de júbilo se llamaba también Angeronalia. Cabe aclarar que los romanos tenían en diciembre más festividades que la Divalia: la Agonalia el 11, la Consualia el 15, la Saturnalia el 17, la Opalia el 19, la Larentalia el 23 y el Festival del Nuevo Sol el 25.
Dos, la Divalia no “arrancaba el 21 de diciembre”, sino que se celebraba ese día y ya, como la vasta mayoría de festividades del calendario romano, a excepción de la Saturnalia que en la República Romana Tardía (c. 147 a.C.-c. 30 d.C.) se extendió a tres días y que a finales del siglo I d.C. llegó a siete, es decir, hasta el 22 de diciembre, por el solsticio de invierno. En suma, el Festival del Nuevo Sol era una práctica del mitraísmo romano que se mantuvo como un culto privado hasta que Aureliano (214-275) lo hizo oficial en el año 274 d.C.
Tres, y considerando la aclaración anterior, los egipcios y las civilizaciones de Mesopotamia (i.e., sumerios, acadios, babilonios, asirios, persas) celebraban la Divalia tanto como los mohicanos comían pavo el Día de Acción de Gracias. En el Antiguo Egipto y en Mesopotamia se realizaban festividades de año nuevo y en honor a los dioses, sí, pero en distintas épocas del año y con distintas connotaciones religiosas.
Cuatro, Flavio Valerio Aurelio Constantino, mejor conocido como Constantino I (c. 280-337), sí fue emperador de Roma, y sí fue el primer emperador cristiano, aunque no queda muy claro su estatus de conversión al cristianismo pese a que recibe la adoración de las iglesias orientales. Además, creo que es discutible la “oficialidad” del cristianismo en el gobierno de Constantino I, puesto que según he podido revisar, el Edicto de Milán del año 313 decretó la libertad de culto y el cese de la persecución de los cristianos (lo cual devino, naturalmente, en el crecimiento de su religión), no que la fe inspirada en las prédicas de Jesucristo pasó a ser un culto de Estado con ese documento.
[Constantino fue educado en el culto al Sol Invicto (Roberts, J. M., 2009. Historia Universal. RBA. p. 319), y es Eusebio de Cesarea el que nos lo pinta con la leyenda de la aparición y el sueño de In hoc signo vinces. Sin embargo, en el 321, Constantino dio instrucciones para que los cristianos y los no cristianos debieran estar unidos en la observación del “venerable día del sol”, que hacía referencia a la esotérica adoración oriental al sol, que Aureliano había ayudado a introducir. Las monedas todavía llevarían los símbolos de culto al sol (Sol Invictus) hasta el 324.
No sé de dónde se saca Benítez la afirmación sobre la iglesia oriental, cuando en la misma Constantino es un santo y es considerado con una veneración bastante grande. Quizá confunde adrede la oposición, muchos siglos después, a que se introdujera el calendario gregoriano reemplazando al juliano. Lo cierto es que la “Iglesia griega”, que para la época (321) no existía aún, no se opuso a dicha celebración, que fue adoptada de a pocos. La teoría de la Navidad como reemplazo de la fiesta del Sol Invicto es una teoría bastante popular, en parte por los manuscritos del obispo sirio Jacob Bar-Salibi, que en el siglo XII explicaba que los padres de la iglesia habían decidido hacerlo así. Parece que lo tradicional siempre fue considerar que la navidad debería fijarse nueve meses después del equinoccio vernal del 25 de Marzo, en el cual se consideraba que se había dado la Anunciación, dando como resultado la fecha de 25 de diciembre (véase: Oxford Dictionary of the Christian Church, 2005, p. 338.]
Mejor explicado imposible, Aryeh. ¿Te parece si continuamos la paliza verbal?
(8:16) Y usted se preguntará cuándo deberíamos celebrar la Navidad. Hace años recibí una información privilegiada en la que se revela que Jesús de Nazaret nació a las 12 del mediodía de un 21 de agosto. Esa al parecer sería la fecha exacta. Un aniversario que obviamente celebramos muy pocos. (8:38)
[Como Urantia y J.J. Benítez afirman a pie juntillas que fue un 21 de agosto, estoy seguro que no se debe a ninguna revelación, sino simplemente a hacer el mismo cálculo que he realizado, aceptando que el relato empieza en el primer turno de servicio de la Clase Abías, a finales de Iyyar.]
Las cuentas que has hecho, Aryeh, tomando como referencia el evangelio de Juan, la historia de Roma y el calendario hebreo. Benítez, en efecto, usa como fuente de “autoridad” el documento 122 del Libro de Urantia (v. (1351.5) 122:8.1), y no le cambia gran cosa: “al mediodía del 21 de agosto del año 7 a. de J.C., con la ayuda tierna de otras viajeras, María dio a luz un niño varón.”
La lógica religiosa de Benítez es impresionante. Como verán más adelante, a partir de aquí Benítez plagia al Libro de Urantia y dice más barbaridades.
(8:44) Tampoco la célebre estrella de Belén se ha visto libre de errores y tergiversaciones. Primero fueron los teólogos; para éstos, el relato evangélico de Mateo debe ser tomado como un género midrásico o una construcción hagádica, es decir, como una bella leyenda oriental con detalles pintorescos que viene a reforzar la enseñanza teológica. Y me pregunto: si un fenómeno choca con la razón, ¿significa que ha sido inventado? O la misma regla de tres; los teólogos deberían rechazar la multiplicación de los panes y los peces o la resurrección del maestro. (9:25)
Con la Biblia pasa lo mismo que con la tradición oral rapanui, la de los dogones y las culturas preincaicas en la cual el único interés de los relatos sagrados es que sean verosímiles porque también son textos literarios que combinan lo real con lo imaginario. Hay que tener mucha precaución con las interpretaciones literales o alegóricas de la Biblia, pues este libro, por muy querido que sea, no es la verdad absoluta. Si el mundo no se hizo en siete días y si Jesús no podía reproducir físicamente la comida por mitosis, ¿por qué habríamos de creer que una estrella guíe a los viajeros por arte de magia?
Pero no haré juicios apresurados sobre la Biblia en este aspecto de la historia de Jesús. Si en las Escrituras se menciona a una estrella es por alguna razón, aunque no necesariamente por precisión astronómica. Enseguida discutiremos eso.
(9:54) Después, a la miopía de los teólogos se sumó la de los astrónomos. Durante un tiempo, basándose las ideas de Orígenes, la estrella que condujo a los magos fue explicada con la hipótesis de un cometa, y en 1603 Kepler aportó otra teoría astronómica que sigue en vigor. El 17 de diciembre de aquel año, el famoso astrónomo se encontraba junto al río Moldava, en Praga; esa noche, Júpiter y Saturno se hallaban muy próximos entre sí. Kepler estudió la conjunción de ambos planetas, y basándose en el relato del rabino Abarbanel dedujo que aquella era la señal que guio a los magos hasta Belén. Kepler tenía razón a medias. Los actuales cálculos astronómicos han demostrado que en el año -7, en efecto, se registró una triple conjunción o aproximación de Júpiter y Saturno. La primera el 29 de mayo, y fue visible durante dos horas. La segunda el 3 de octubre y también en la constelación de los peces. La última el 4 de diciembre. (11:13)
Estas afirmaciones de Benítez provienen de un libro escrito en 1955 por Werner Keller titulado Y la Biblia tenía razón (véase Primera Parte del Nuevo Testamento, capítulo 2). Keller fue famoso con esa publicación, y me daría buena espina sino fuera porque le da crédito al Sudario de Turín que desmentiré como el fraude que es en el capítulo 6; además, me da la impresión que él le da a la Biblia un 100% de historicidad, lo cual es tan incorrecto como plantear lo opuesto, al 0%. Al respecto, una página web sostiene que sí hubo esa conjunción planetaria, otra web tiene una simulación de la misma y otras tantas debaten sobre los fenómenos astronómicos que pudieron ocurrir cuando Jesús nació.
Hay que dejar bien claro que los planteamientos de Isaac Abarbanel no son sólidos; en La Estrella de los Magos (2014, pp. 23, 30), de Hermenegildo de la Campa Martínez y Juan Antonio Toro Morales, se dice que la tesis del rabino fue totalmente desacreditada por sus colegas. Aparte de eso, no hay veredicto definitivo alguno y no encuentro referencia científica seria que hable del “vigor” de la propuesta de Kepler, aunque es de suponer que los especialistas la conocerán de oídas. Además, una búsqueda rápida en Google sobre la conjunción planetaria de Júpiter con Saturno y la Tierra da muchísimos resultados vinculados a la seudociencia. Por lo que veo, alineaciones como la que señala Benítez sólo ocurrirían en el modelo del universo de la ASTROLOGÍA.
Es más: si Jesucristo nació el 21 de agosto, entonces tuvo por signo zodiacal el de Leo (del 23 de julio al 22 de agosto) y no el de Piscis (del 22 de febrero al 20 de marzo), lo cual evidencia que la astrología occidental (aunque esto aplica por igual a todos los modelos de esta seudociencia) no sirve ni para despejar nuestras inquietudes sobre el Mesías. Mezclar la investigación histórica con el esoterismo es una muy, pero muy mala idea.
Ole con la voluntad científica de Benítez, ¿eh?
(11:13) Pero Kepler, como digo, acertó a medias. Jesús efectivamente nació en el año -7 de nuestra era, pero en época seca, es decir, en verano. (11:25)
Kepler no acertó a medias. Simplemente NO acertó. Ni siquiera ese fue el aporte del científico alemán a la astronomía.
(11:35) De las tres conjunciones registradas por la astronomía, sólo la primera, la del 29 de mayo, encajaría en la hipótesis de Kepler y de los astrónomos modernos. Pero esa intensa aproximación de Júpiter y Saturno sólo duró dos horas. Y me pregunto: si el viaje desde Ur de Caldea hasta Belén podía tener una duración aproximada de tres meses, ¿cómo llegaron los sacerdotes y astrólogos caldeos hasta el lugar donde se hallaba el niño? (12:08)
¿Y desde cuándo los astrónomos modernos basan sus mediciones en la astrología?
Es más, señor Benítez, relea en voz alta estas dos palabras del guión de su filme: “sacerdotes” y “astrólogos”. Si esos “sacerdotes” y “astrólogos” vivían en la Edad Antigua, no es de extrañar que estudiaron los astros a la vez que creyeron que un cuerpo celeste como un cometa significaba un presagio de alguna clase. Esa gente era supersticiosa hasta tal punto que se podía espantar con un eclipse, o con lo que sea; después de todo, en esos tiempos las observaciones astronómicas distaban de ser las mejores. Adicionalmente, los “reyes magos” procedían de Mesopotamia: el lugar en el que florecieron la astronomía, la astrología y el politeísmo en Oriente Medio. Mesopotamia le aportó mucho a la cultura israelita a la cual también sometió, esclavizó y asesinó (un tip: Senaquerib).
¿Qué quiero decir con esto? Que los hebreos, aunque se impregnaron de ideas extranjeras, tenían razones de sobra para odiar a sus conquistadores y lo que oliera a su idiosincracia. El monoteísmo que profesaban, basado en el concepto de que nadie se inmiscuye en la omnisapiencia de Yahvé, proscribió las martingalas adivinatorias al asociarlas con la idolatría (véase Is. 47:12 y Dt. 17:2-5), lo cual explica por qué este pueblo se quedó a la zaga en la astronomía. No obstante, eso no quiere decir que el AT estuviera desprovisto de “señales” divinas del futuro proclives a ser reinterpretados en el NT, pero poniendo en boca de mesopotámicos lo que nunca dirían los judíos (Nm. 24:17, Is. 60:3 y Mi. 5:2-3. Cfr. Mt. 2:2, 6). El lenguaje bíblico se cuida de no ensuciar con la astrología de los “gentiles” la importancia de la estrella de Belén.
A esto también debe decirse que las profecías ―y aún más, las profecías sacadas de contexto― tienen el vicio de ser vagas, de caducar rápido, de ser sobreescritas y sobre todo de ser interpretadas como a los gurús les viene en gana. Si se relee el evangelio de Mateo se puede observar que de la estrella de Belén sólo sabemos que fue avistada en el Oriente por unos “magos”. No hay más detalles ni datos precisos. Nada salvo pasajes que son mas bien reminiscencias del AT. Mateo no citó a Miqueas para ufanarse de tener memoria de elefante, sino porque creyó que el hijo de María reunía las condiciones que concordaban con lo dicho siglos atrás por ese vocero espiritual de Yahvé.
Por tanto, no creo que la estrella de Belén haya existido jamás como un objeto físico de la naturaleza sino como un elemento literario que se sitúa en el relato de Jesús para darle coherencia argumental en la cual se anuncia que el Mesías nacido, el que esperaron por tanto tiempo para librar al pueblo escogido por Dios de sus opresores, era un ser especial y que no era un farsante como los demás.
(12:27) Las explicaciones que defienden los astrónomos (meteorito, cometa o conjunción planetaria) no resisten un análisis científico. En los dos primeros supuestos, al ingresar en la atmósfera, cometa o meteorito se habrían desintegrado. En el caso de una conjunción, como hemos visto, la duración de la misma es mínima; además, ¿qué clase de conjunción podría guiar a los magos si el viaje, como era habitual en aquel tiempo, se desarrollaba de día? Por simple eliminación, si la estrella de Belén existió realmente, y estoy convencido de ello, sólo pudo tratarse de un objeto brillante capaz de guiar a una caravana a lo largo de 1.300 kilómetros y en consecuencia tripulado inteligentemente. Como decía el maestro, “quien tenga oídos que oiga.” (13:28)
Los astrónomos no “defienden” esas explicaciones, se limitan a barajar distintas opciones de un fenómeno que aún está en la sombra del misterio. Salvo que la estrella fuese la de Sirio (véase el capítulo anterior) o que quizás haya sido confundida con el planeta Venus (el cual es visible al amanecer o al atardecer), la de Belén es tan mítica como el Monte Olimpo. En suma, la conjunción planetaria tiene más popularidad entre los astrólogos.
Y vale, Benítez, basta de mentiras ufológicas en la Biblia, déjese de salvajadas. Suficiente tuve con los nasca y los dogones. Encima de eso hay otro error: los cometas no es que se desintegran, sino que experimentan la sublimación que genera su cabellera y su cola.
(13:35) La teología moderna tampoco se siente cómoda con la matanza de los inocentes. Y de un plumazo la ha relegado a otra leyenda, tan propia, dicen, de los orientales. ¿Es que Herodes el Grande, responsable de los asesinatos de los bebés, no era capaz de una crueldad semejante? Echemos un vistazo al historial delictivo del odiado edomita, como lo llamaban los judíos. (13:59)
[Herodes el Grande no era racialmente hebreo. Era hijo de Antípatro I el Idumeo (edomita), y de Cypros, una dama nabatea (árabe). Su padre pertenecía a una familia que había adoptado el judaísmo: según Flavio Josefo, durante las conversiones forzosas de Juan Hircano I (134 a.C. hasta el 104 a.C.). A pesar de seguir el judaísmo, para los habitantes del territorio el hecho de no ser racialmente hebreo le hacía un usurpador, al ocupar el trono Asmoneo a la muerte de Aristóbulo II y reinar de 37 a 4 AEC. Su reinado es tradicionalmente asociado al concepto de tiranía y colaboracionismo con los Kittim (romanos), sobre todo por la visión que hace de Herodes el ya nombrado Flavio Josefo en “Antigüedades de los Judíos”.]
Es decir, que el rey Herodes el Grande era de por sí despreciado por motivos etnoraciales, lo cual habría contribuido a crear en torno a él una leyenda negra cuya veracidad averiguaré más abajo.
(14:01) En el año 39 a.C. asedia Jerusalén y acuchilla a miles de hebreos. A partir del 37, también a.C., el gobierno de Herodes se convierte en una pesadilla. Ajusticia a 45 partidarios de Antígono y a decenas de ancianos del Consejo Supremo. Los recelos alcanzan incluso a su propia familia; en Jericó asesina a su cuñado Aristóbulo III, de 17 años de edad. Después, acaba con la vida de Mariam, su esposa, y mata igualmente a su madre y a dos de sus hijos. Herodes, por supuesto, era capaz de un infanticidio, y de mucho más. (15:02)
Consta que Herodes el Grande fue un rey déspota, y de ello hay abundantes evidencias históricas; en líneas generales Benítez está en lo correcto, aunque no nos dice los motivos reales por los cuales Herodes detonó el desprecio de su gente. Los motivos fueron cinco: primero, que Herodes no era un hebreo “puro” por causa de sus padres; segundo, que Herodes se sintió atraído por los romanos y sus costumbres, lo cual hizo que él se “paganizara”, cosa indignante para los judíos, fariseos y esenios; tercero, que Herodes profanó la tumba del rey David para buscar un tesoro; cuarto, que Herodes tuvo una vida privada muy desenfrenada, sin dar el ejemplo como líder de su pueblo; y cinco, pero no por ello menos importante, que Herodes tuvo relaciones diplomáticas muy formidables con el emperador Augusto.
Ahora bien, ¿eso prueba que Herodes el Grande fue un infanticida? NO. Si queremos que Herodes vaya a la cárcel por crímenes contra la humanidad, tenemos que hacerlo con pruebas que por cierto ya tenemos. Por principios jurídicos, una persona es INOCENTE hasta que se demuestre lo contrario. A diferencia de la creencia ampliamente difundida en el cristianismo, la Matanza de los Inocentes no tiene fundamento porque no hay evidencias históricas de ello; de hecho, su conmemoración realizada el 28 de diciembre es un invento medieval. Sin embargo, el hecho de que esta masacre haya sido ficticia para nada limpia la reputación de Herodes, la cual de por sí es tétrica. Lo único rescatable del mandato de este monarca fue su gestión económico-administrativa en la que hubo un notable auge de la arquitectura en Israel (para saber más: National Geographic, diciembre del 2008).
[La Matanza de los Inocentes es un episodio que sólo aparece en dos fuentes: Mateo y el tardío Evangelio armenio de la infancia. Flavio Josefo no hace la menor referencia a este suceso. Lo más seguro es que simplemente es un esfuerzo para hacer encajar a la fuerza supuestas profecías en el texto para lograr crear un paralelismo entre Moisés y Jesús. Robert Eisenman hace alusión a que es posible que esta leyenda se origine en el hecho de haber Herodes asesinado a sus propios hijos (Robert Eisenman, James The Brother of Jesus, 1997, I. 3 Romans, Herodians and Jewish sects, p. 49; E. P. Sanders, The Historical Figure of Jesus, 1993, pp. 87-88).]
Para mayor información véase también Éxodo 12:29-30 y Jeremías 31:15. Contrasten ambas referencias con Mateo 2:16-18.
(15:08) Según mis informaciones, en aquel mes de octubre del año -6, la sangrienta represalia de Herodes acabó con la vida de 16 niños de Belén. Y José y María huyeron a tiempo, no por el aviso de un ángel al padre terrenal de Jesús, sino sencillamente por una oportuna confidencia. (15:27)
(15:55) Los escritores sagrados apenas hacen mención de la estancia de José y María en la ciudad egipcia de Alejandría. Aquí vivieron durante dos años. Y poco faltó para que la familia se quedara definitivamente en Egipto. Pero en el año -4 deciden regresar a Belén, y surge un nuevo conflicto ignorado por los evangelistas; ¿o fue ocultado deliberadamente? A lo largo de toda su vida María equivocó la misión de su hijo; para aquella mujer, Jesús no era otra cosa que el Mesías libertador, un líder político que debería liberar a su pueblo de la opresión romana. Y fuertemente influenciada por esta creencia la madre del galileo trató de fijar su residencia en Belén. De esta forma, al hallarse tan cerca de Jerusalén las posibilidades del hijo en esa supuesta carrera política serían más sólidas y prometedoras que en la oscura y perdida aldea de Nazaret. José se opone y finalmente triunfa el sentido común. El sucesor de Herodes el Grande, el no menos sanguinario Arquelao, no inspira confianza a José, y ese mismo año -4 se instala definitivamente en Nazaret. Jesús contaba 3 años de edad. (17:36)
Copipegado del Libro de Urantia, documento 122 enlazado arriba (v. (1354.2) 122:10.3 y (1354.3) 122:10.4): “Así perecieron en un día dieciséis niños varones en Belén de Judea”; “La matanza de estos infantes ocurrió a mediados de octubre del año 6 a. de J.C., cuando Jesús tenía poco más de un año de edad”; “había creyentes en la venida del Mesías aun entre los miembros de la corte de Herodes, y uno de ellos, al enterarse de la matanza de los niños de Belén, se puso en contacto con Zacarías quien a su vez despachó un mensajero a José”. “María y Jesús se alojaron con parientes de la familia de José en buena situación económica. Así vivieron en Alejandría por dos años enteros, regresando a Belén tan sólo después de la muerte de Herodes.”
Las demás escenas también son tomadas del Libro de Urantia, documento 123 (v. (1356.2) 123:0.5 y (1356.3) 123:0.6): “María aún acariciaba la idea de que Jesús creciera en Belén, la Ciudad de David. José no creía en realidad que su hijo fuera a ser el rey libertador de Israel”; “[…] José prefirió echar su suerte con Herodes Antipas […]. Mucho temía por la seguridad del niño en Belén […], y concluía que era más probable que Arquelao […] continuara con la amenazadora política de su padre Herodes”; “José abiertamente dejaba saber que prefería vivir en Galilea, porque la consideraba un sitio más indicado para criar y educar al niño; sin embargo le llevó tres semanas superar las objeciones de María”; “José había conseguido convencer a María […] de que lo mejor para ellos sería regresar a Nazaret. […] a principios de octubre del año 4 a. de J.C. partieron de Belén rumbo a Nazaret […]”
[Benítez, basado en la información robada a Urantia, quiere vendernos la moto.]
Vrrrrrnnnn… vrrrrrnnnn… ¡¡¡VRRRRRNNNNNNN!!! ¡Dale Aryeh que no viene carro!
(17:45) Y la historia y la tradición vuelven a escamotearnos otra decisiva etapa en la vida terrenal de Jesús de Nazaret. La iglesia define ese periodo como Los años ocultos. ¿Años ocultos? ¿O sencillamente la negligencia o falta de interés de los evangelistas? Según mis informaciones, en los veinticuatro años en los que Jesús vivió en Nazaret, jamás estuvo oculto. Aquí vio crecer a sus hermanos, ocho en total: Santiago, Miryam, José, Simón, Marta, Judas, Amós y Ruth. Aquí aprendió varios oficios. Aquí a los 14 años, tras la muerte de José, se convertiría en el cabeza de familia. Aquí rechazaría la invitación para enrolarse en las guerrillas zelotas contra Roma. Aquí, sobre todo, nacerían sus primeras grandes dudas. ¿Quién era realmente? ¿Cuál era su destino? (18:51)
(18:55) Sólo Lucas hace una leve alusión a esos años supuestamente años ocultos y secretos. Pero la tradición se encargaría de deformarla. Y hoy, al rememorar el pasaje, los cristianos hablan del niño perdido y hallado en el templo. Jesús jamás estuvo perdido. Durante esos tres días se alojó en Betania, en la casa de su amigo Lázaro. Jesús tenía casi trece años y sabía desenvolverse a la perfección por las calles de la ciudad santa. (19:26)
Ah, ¿sí? ¿Según “mis” informaciones? ¿No querrá decir Ud. según “la” información? A ver, a ver, a ver, a ver, que esto me está enervando… Casi todo esto salió del Libro de Urantia.
Sí, del Libro de Urantia, de los documentos 124 (v. (1371.6) 124:4.3), 125 (v. especialmente (1380.2) 125:2.7 y ss.), 126 (desde (1388.1) 126:2.1 y ss.) y 127 (desde (1396.6) 127:2.1 hasta (1397.1) 127:2.3).
(19:32) Y en este cúmulo de errores y despropósitos, algunos exégetas y teólogos van más allá, y afirman que Jesús en realidad era analfabeto, y justifican la afirmación porque no dejó escritos. El infundio resulta patético. Está claro que Jesús sabía arameo galalaico, su lengua natal, y también hebreo bíblico, de lo contrario no hubiera podido leer en las sinagogas. En aquel tiempo, además, la enseñanza era obligatoria para los varones a partir de los 5 años. Y se aprendía a leer justamente con las Sagradas Escrituras. Pero el maestro dominaba igualmente la coiné, el griego internacional utilizado por viajeros y comerciantes. Esa probablemente fue la lengua en la que conversó con Poncio Pilato. El que no dejara escritos de su puño y letra, al igual que tampoco dejó descendencia, ni resto alguno de su cadáver, obedece a otra singular circunstancia. Una opción personal de Jesús que nos llevaría muy lejos y que quizá algún día me decida a contar. (20:46)
Al fin un argumento interesante, lástima que su única prueba es el Libro de Urantia, documento 123 ya enlazado (v. (1358.11) 123:2.14, (1359.2) 123:3.1, (1362.2) 123:5.1 y (1362.7) 123:5.6). Sin embargo, hay puntos a favor del Jesús alfabetizado, por lo que no creo que ningún académico serio haya sostenido alguna vez que Jesús era un iletrado. Es increíble el modo en que Benítez usa muñecos de paja contra los astrónomos y también contra los teólogos.
[¿Cuáles teólogos? Benítez, como siempre, lo deja en veremos. Aceptando que Jesús existió, no es descabellado suponer que hablase al menos tres idiomas. En Lucas 4:16-17 leemos que fue llamado a hacer Aliyah en la sinagoga, esto es, a que subiera a realizar la lectura del rollo de la Torá, rollo escrito en hebreo. Dado que vendría de Galilea, su lengua diaria era el arameo; y muy probablemente para hablar con el centurión de Lucas 7 y con Pilatos usaría la lengua internacional de la época: el griego coiné. Un Jesús analfabeto no es consistente tampoco con el famoso pasaje de Juan 8:6-11, en el cual se dice, dos veces, que estaba escribiendo algo en el suelo.]
Voy a añadir algo, Aryeh. La coiné (o koiné) fue la lengua común de los territorios controlados por el imperio macedónico de Alejandro Magno incluso hasta después de su muerte; era básicamente el griego que se utilizó en la Septuaginta, en el siglo III a.C. Si los eruditos del Mali islámico se comunicaban en árabe, ¿no es lógico que Jesús hubiera hecho lo mismo, pero en el idioma de los helénicos? Yo creo que sí. La historia de la Antigüedad nos da un contexto más que coherente para darle soporte a esta idea sin necesidad de hacer malabarismos con los argumentos ni de recurrir a “urantiadas”.
Es más, ¿quieren saber por qué Benítez dice que Jesucristo no dejó evidencia alguna de su existencia? Porque esa “opción personal de Jesús” es tomada del Libro de Urantia, documento 120 (v. (1330.2) 120:3.7):
Para que no contribuyas innecesariamente a la creación de sistemas subsiguientes estereotipados de creencias religiosas en Urantia o a la formación de otros tipos poco progresivos de lealtades religiosas, te aconsejamos además que no dejes documentos escritos de tu paso por el planeta. No escribas en materiales permanentes; pide encarecidamente a tus asociados que no hagan imágenes ni retratos de ti. Asegúrate antes de tu partida de que no quede nada potencialmente idólatra de tu paso por la tierra.
Dicho de otra manera: para Benítez, la prueba de la existencia de Jesucristo es… ¡que no hay pruebas! Jua, jua, jua… ¡y eso es cierto porque el Libro de Urantia lo dice! ¡¿Es que Benítez no puede ser más irracional?!
(20:57) El maestro abandonó Nazaret a los veintisiete años. Corría el año 21 de nuestra era. A partir de ese momento Jesús de Nazaret emprende una fascinante aventura; el sueño de su vida, viajar. (21:13)
(21:14) Según mis noticias, durante un primer año, el maestro siempre de incógnito se embarca en una apasionante gira por el Mediterráneo y parte de Oriente. Tras visitar Joppe y Cesarea se dirige por mar hacia la ciudad egipcia de Alejandría; aquí permanece un tiempo. Visita la célebre biblioteca y contempla las pirámides de Giza. He aquí otra imagen desconocida del hijo del hombre: Jesús, al pie de las imponentes construcciones faraónicas. De Alejandría navega hacia Creta, y de allí a Cirene y Cartago. Jesús se mezcla con los hombres, los observa, aprende de ellos, y de Cartago pone rumbo a Malta. Después, Siracusa en Sicilia, Messana, y por mar alcanza las costas de la actual Italia. Visita Capua y por la Vía Apia entra en Roma. (22:14)
Vale, otra vez vuelve el perro arrepentido, ¿eh? “Según mis noticias”, “según mis informaciones”… ¡Benítez, diga de una vez cuál es su fuente! ¡Dígale a su público que eso también lo extrajo del Libro de Urantia, documentos 129 (desde (1423.3) 129:3.1 hasta (1424.4) 129:3.9) y 130 (desde (1428.1) 130:1.1 hasta (1441.2) 130:8.6)!
(22:55) Nadie imagina hoy a Jesús de Nazaret caminando o sentado en las gradas de este formidable Coliseo romano. Sin embargo, así fue. Durante su estancia en la Roma del emperador Tiberio, el maestro disfrutó también de los juegos y de la belleza de la capital del imperio. (23:15)
Guao, Benítez merece la medalla de oro por ser el historiador del año. Clap, clap, clap, clap. Felicidades, usted lo ha hecho del carajo, se acaba de ganar la corona de laureles en las olimpiadas de la idiocia. Por favor, pase a retirarla en el despacho del emperador en horario de oficina.
Amigos, ya, paren las carcajadas.
Según el Libro de Urantia, documento 132, Jesucristo estuvo en Roma, aunque ahí no dice nada del Coliseo romano, por lo que ese evento del Mesías debe ser una mera invención del ufólogo español.
Invención y de paso anacronismo idiota. El Coliseo de Roma empezó a construirse en el año 72 de nuestra era y se inauguró en el año 80. En aquel entonces Jesucristo estaba muerto, muertísimo, tanto como lo estaba el emperador Tiberio en el año 37. Y aún si Jesús hubiera estado vivo y hubiera estado en ese antro de la muerte (lo cual es falso, como he dicho), habría tenido como unos 86 años de edad y habría estado en sus tribunas como un hincha que grita a todo pulmón cosas al estilo de “¡Maximus, mátalo nojoda!”
(23:17) Aquí escuchó a los más insignes filósofos de la época, y siempre de incógnito adelantó parte de su mensaje. Un mensaje que causó sensación entre los romanos. Pero nadie supo quién era aquel brillante orador. Años más tarde, cuando Pedro y Pablo arribaron a Roma, quedaron sorprendidos. Un nutrido grupo de romanos sabía ya del gran mensaje de igualdad que había predicado el maestro. Pero la historia y la tradición jamás lo contaron. (23:49)
Exacto, ni la historia ni la tradición han dicho eso, pero el susodicho documento 132 del Libro de Urantia sí (v. (1456.6) 132:0.10).
(23:56) De Roma Jesús de Nazaret se trasladó a Tarento, y desde allí prosiguió a Corinto y Atenas. En la capital de la ciencia y el arte el maestro siguió escuchando y observando, e hizo una advertencia clave: “la ciencia nunca podrá demostrar la existencia del alma”. El intenso periplo continuó hacia Éfeso, Rodas y Chipre. Y la aventura del maestro por el Mediterráneo, el gran foco cultural y económico de aquel tiempo, cambió de rumbo. De Chipre navegó a la ciudad siria de Antioquía, y desde aquí por tierra se adentró en el Oriente. Visitó Sidón, Damasco, Ur de Caldea, Babilonia, Susa y Charax. Finalmente regresaría a Nazaret. (24:48)
Libro de Urantia, documento 133. La cita es de (1478.6) 133:6.7 y dice realmente así: “La ciencia material no puede demostrar la existencia del alma, ni tampoco puede demostrarla una prueba puramente espiritual.”
(24:54) Meses más tarde, cuando Jesús estaba a punto de cumplir veintinueve años, emprendería una segunda y no menos apasionante gira, un largo viaje que lo llevaría desde Jerusalén hasta el remoto lago Urmia y la región suroriental del actual Mar Caspio. Un viaje en el que Jesús se mezcló con las razas orientales y en el que igualmente de incógnito observó y escuchó a sus criaturas. Otra de las grandes y misteriosas razones de su encarnación. Conocer de cerca a los que él mismo había creado. (25:29)
(25:35) Y llegó el momento culminante en la vida terrenal del hijo del hombre, verano del año 25 de nuestra era. Jesús sabe que su hora está próxima, y se retira en solitario a la falda del Hermón, la montaña sagrada. Y aquí, en la soledad de los bosques, Jesús de Nazaret recupera algo que era suyo: la divinidad. En un proceso incomprensible para la mente humana, el maestro hace suya la naturaleza divina, y a partir de ese instante se transforma en un hombre-dios. Sus viejas dudas e incertidumbres desaparecen. Ahora definitivamente sabe quién es. (26:15)
Libro de Urantia, documento 134 (v. (1484.5) 134:2.1 y (1492.8) 134:8.1).
(26:40) Inexplicablemente, ese histórico momento en el Hermón fue silenciado. Ninguno de los evangelistas acertó a explicar en qué lugar y en qué instante se produjo el fascinante suceso del reencuentro del hijo del hombre con su naturaleza divina, como tampoco escribieron nunca sobre esta cueva. Una gruta jamás filmada y que fue escenario de otro acontecimiento singular. Sígame y se lo contaré. (27:10)
(27:15) Planeta encantado ha localizado esta importante y desconocida gruta. Y se la ofrece en rigurosa exclusiva. Es posible que algún día este lugar sea considerado como un notable centro de peregrinaje. (27:30)
(27:39) Ocurrió el 14 de enero del año 26. El hombre-dios caminó hasta el río Jordán en las cercanías de la ciudad de Pella, al Norte de la actual Jordania. (27:49)
(28:19) Aquí fue bautizado por Juan y de inmediato se retiró al desierto. (28:24)
(28:38) Y durante cuarenta días, dicen los evangelistas, ayunó y permaneció en soledad. Y cuentan que fue tentado por el diablo. Nuevo error. Mejor dicho, nuevos errores. (28:52)
(29:26) Jesús se retiró hacia el Este, sí, pero no al desierto. En aquel tiempo el lugar elegido por el maestro era una sucesión de suaves colinas a cuatro kilómetros escasos de Pella y repletas de olivos y huertos. Y tampoco ayunó. Esos cuarenta días transcurrieron en las cercanías de una aldea, Beit Ids, hoy desaparecida. El maestro convivió con sencillos beduinos. Desde la cueva que le sirvió de refugio, se alejaba cada día hasta la soledad de los olivares. Y fue en estas colinas donde meditó y planificó las líneas maestras de su inminente vida pública. Aquí tomó importantes decisiones sobre lo que debía hacer y lo que debía evitar. (30:27)
Libro de Urantia, documento 136 (v. (1514.4) 136:4.3 y ss.). Benítez modificó adrede la ortografía original de la aldea, pues mientras él dice que es Beit Ids en el Libro dice que es Beit Adis (v. (1515.8) 136:4.14). Pella ciertamente existió, y no hay duda que también la gruta como aparece en el seudodocumental, al menos en lo físico. Ahora bien, aquí vienen las irregularidades.
Una búsqueda de Beit Adis en Google, me arroja entre los resultados páginas magufas, webs sobre el Libro de Urantia y sobre Benítez. No veo referencias científicas acreditadas que hablen sobre un supuesto Beit Adis encontrado en excavaciones arqueológicas o algún poblado afín que pudo haber estado en las proximidades de Pella, sitio del que sí hay abundantes evidencias. Lo único que he podido hallar es “el sitio bautismal” en Jordania registrado por la Unesco, en el cual se habla del “sitio de Betania” cuya etimología se remonta a Beit ‘Anya en traducciones árabes de la Biblia.
Ergo, me inclino a pensar, atando los cabos que andan sueltos, que Beit ‘Anya fue un término que de algún modo fue corrompido por los urantistas hasta conseguir la forma actual como se le nombra en su religión, Beit Adis. A juzgar por sus rasgos externos como la presencia de bloques de piedra y sitios en donde se pueden clavar antorchas, la gruta de Benítez mas bien tiene la apariencia de ser una antigua catacumba, un sitio ceremonial o algún otro tipo de edificio que habría tenido una función posiblemente fúnebre.
A menos que futuros estudios arqueológicos lo confirmen, la estadía de Jesús en una caverna es pura especulación, y más aún si la única prueba de ello es el Libro de Urantia. Nótese que las fuentes de Benítez suelen limitarse a decir vaguedades en plural como “especialistas”, “expertos”, “exégetas”, “teólogos”, “astrónomos”, “científicos”, “noticias” e “informaciones” sin dar referencias exactas de quién sostiene esas afirmaciones. Benítez lo hace principalmente para evitar que se detecten sus plagios y datos inspirados en fuentes que no sirven sino como papel higiénico.
(30:32) También aquí en el Mar Muerto y en sus proximidades sucedió algo que nunca fue contado. Concluido el retiro de los cuarenta días en la cueva de Pella, Jesús regresó a Galilea, y el hombre que lo había bautizado continuó predicando. Cinco meses más tarde, el 12 de junio del año 26, Juan el Bautista fue detenido por los soldados de Herodes Antipas y encerrado en las mazmorras de Maqueronte, uno de los palacios de verano del tetrarca. Aquí en este lugar abrasador y desolado el Bautista permaneció año y medio. Finalmente el 10 de enero del año 28 Antipas le corta la cabeza y se la ofrece en una bandeja a Salomé, la hija de Herodías. Hasta aquí la historia conocida. (31:33)
(31:34) Pero en ese año y medio, mientras el primo lejano de Jesús se consumía en los sótanos de Maqueronte, ocurrió algo que los evangelistas prefirieron ignorar. Es un hecho que Juan el Bautista alcanzó un notable eco entre los judíos. Muy pronto se vio rodeado de fieles discípulos, y entre éstos un personaje que pasaría a la historia años después: Judas Iscariote. Y durante el tiempo de prisión, los discípulos del Bautista acudieron en varias oportunidades a las orillas del Mar de Tiberíades solicitando a Jesús que intercediera por su primo; uno de esos hombres fue Judas. Pero el maestro no movió un dedo en favor del Bautista. Y surgieron conflictos entre los primeros discípulos del galileo y los seguidores de Juan. Conflictos y disputas que se prolongarían incluso después de la muerte del Anunciador. He aquí una de las razones que alimentaría de antiguo el resentimiento de Judas hacia el maestro. (32:41)
(32:45) Nada de esto fue contado, quizá para no dañar la imagen de Jesús o quizá la del Bautista. El maestro sabía que de seguir vivo, Juan terminaría siendo una continua fuente de problemas y enfrentamientos. En consecuencia, aunque parezca cruel, el hijo del hombre dejó que el destino siguiera su curso. (33:06)
Libro de Urantia, documento 135 (desde (1506.6) 135:11.1 hasta (1508.7) 135:12.7). Para mí, el Jesús urantista en realidad quería deshacerse de la competencia y por eso dejó que su amigo Juan el Bautista se pudriera en prisión hasta perder la cabeza.
(33:10) He dudado a la hora de incluir este pasaje, pero esa misteriosa fuerza que siempre me acompaña me exige ser valiente. Y vuelvo a insistir: no es mi deseo lastimar a nadie, pero si sus principios religiosos se encuentran definitivamente cristalizados, por favor, cambie de canal. Lo que va a escuchar no le gustará. (33:31)
Yo te aviso Chirulí…
(33:41) Fue aquí en este hermoso lugar donde el evangelista sitúa la supuesta fundación de la iglesia. Y he dicho bien: supuesta. Mateo dice: “y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Aquí te daré las llaves del reino de los cielos, y lo que ates en la Tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la Tierra quedará desatado en los cielos”. Extraño, sí; ¿fundó Jesús una iglesia? De haber sido así, millones de seres humanos habrían quedado al margen de su mensaje y de la esperanza. No, este no era el estilo ni el pensamiento del hijo del hombre. Las palabras del maestro en este lugar fueron otras. No se dirigió a Pedro, sino a los doce, y dijo: “yo os declaro que sobre vuestros corazones edificaré la hermandad espiritual del reino de los cielos, y sobre esta roca espiritual levantaré el templo de las realidades eternas del reino de mi padre. Ninguna fuerza prevalecerá contra esta fraternidad espiritual”. (34:55)
Libro de Urantia, documento 157. La cita real es ésta (v. (1747.3) 157:4.5): “[…] me veo llevado a declarar que sobre estos cimientos construiré yo la hermandad del reino del cielo. Sobre esta roca de realidad espiritual construiré el templo viviente de la hermandad espiritual en las realidades eternas del reino de mi Padre. Ninguna fuerza del mal, ninguna hueste del pecado podrá prevalecer contra esta fraternidad humana del espíritu divino.”
(35:00) Después de la resurrección de Jesús de Nazaret, Pedro sería elegido líder indiscutible de la naciente organización. Y alguien, al redactar los evangelios, reafirmó el liderazgo falseando el pensamiento y las palabras del maestro. Y nació la iglesia católica, un invento humano. Mil millones de personas engañadas por la historia y la tradición. (35:25)
El urantismo también es un invento humano. Es más, TODAS las religiones son inventos humanos, y cada uno de los dioses que adoran están amoldadas a las necesidades de sus creencias. En el caso de la iglesia católica, es bien sabido que ha mentido sopotocientas veces, pero hay que tener cuidado al decir que “falseó” las ideas “originales” del Mesías. El cristianismo no puede reducirse al mero conglomerado del catolicismo romano como lo hace Benítez, pues desde sus épocas primigenias había tenido litigios entre sus diversas vertientes sobre el canon de los evangelios y sus interpretaciones.
Para que tengan una idea somera de lo que les estoy hablando, el concepto más difundido sobre la divinidad de Jesucristo es el de la trinidad; concepto al que está suscrito el catolicismo romano. Sin embargo, hubo congregaciones religiosas cristianas como el arrianismo que no creían o negaban esa trinidad, por lo menos desde el siglo III de nuestra era, cuidado sino desde mucho antes. Esto quiere decir que cada agrupación de cristianos tenía un modo de ver a Jesús y consideraban que esa visión era la correcta mientras desechaban las demás por ser “falsas”. Los evangelios no canónicos son testimonio de ello. La tradición cristiana debe entenderse en plural.
Claro está, eso no quita que el cristianismo tenga creencias criticables, falsas o perjudiciales, aunque hay gente buena y mala con o sin religión, con dioses o sin ellos. Pero de ahí a decir que todos los católicos son unos imbéciles por festejarle el cumpleaños a Cristo dizque en la fecha errónea, por tener su fe en los evangelios canónicos en vez de los apócrifos o por cualquier nimiedad que el “purismo” de Benítez juzgue conveniente va un mundo. Eso no es ser un crítico de la religión. Eso es ser un hablador de paja, un criticón deslenguado.
(35:31) Y las manipulaciones prosiguieron sin el menor rubor. Algunas incluso atentando contra la transparente personalidad del hijo del hombre. ¿Quién en su sano juicio puede imaginar a Jesús de Nazaret levantando un látigo contra los cambistas del atrio de los gentiles en el templo de Jerusalén? Sólo un necio o alguien que no hubiera conocido al maestro podría dibujar una escena semejante. Aquel lunes 3 de abril del año 30, el galileo se hallaba en el templo, sí, pero los hechos fueron muy diferentes. Jesús predicaba a la multitud, y fue interrumpido en varias oportunidades por las discusiones y peleas entre cambistas y clientes. Fue entonces cuando el hijo del hombre, decidido, abrió las puertas de los corrales en los que se guardaba el ganado para los sacrificios de la Pascua. Y fueron bueyes, ovejas y carneros los que azuzados por Jesús derribaron las mesas provocando el caos; un desastre por cierto aplaudido por buena parte del pueblo judío que no veía con buenos ojos aquel injurioso comercio en la casa de Dios. Esta escena en efecto nada tiene que ver con la imagen de un Jesús violento reflejada por los evangelistas. Aquel hombre-dios jamás utilizó la fuerza. (37:56)
Libro de Urantia, documento 173 (desde (1889.3) 173:1.5 hasta (1890.3) 173:1.8).
(38:07) Los errores y tergiversaciones de la historia y de la tradición salpicaron también la pasión y muerte del Nazareno. Escenas como esta son habituales en las calles de la vieja Jerusalén. Los peregrinos sin embargo no saben que la Vía Dolorosa es otro invento humano. Jesús, camino del calvario, no cruzó la ciudad; la presencia junto al hijo del hombre de dos zelotas o terroristas, mal llamados ladrones, obligó a los romanos a desviar la comitiva, y por seguridad evitaron las concurridas callejuelas de la ciudad santa alcanzando el Gólgota por el Norte y a campo a través. (38:49)
Libro de Urantia, documento 187 (v. (2005.2) 187:1.4). El Libro llama “bandidos” a los “ladrones” de Benítez, no dice que eran zelotes.
(39:04) ¿Y qué decir del Gólgota actualmente venerado en la Basílica del Santo Sepulcro? Cualquier especialista medianamente informado sabe que este lugar no fue el de la crucifixión. La tradición, una vez más, no fue rigurosa. El nuevo invento arranca en el año 328. Santa Helena, madre del emperador Constantino, encuentra tres cruces en este paraje, y la mujer deduce que se trata del calvario. Después toda una pléyade de sabios y padres de la iglesia bendice el dudoso hallazgo de Santa Helena. (39:43)
(39:58) Dudosos y por tres importantes razones. En primer lugar porque el hijo del hombre y los zelotas no cargaron las cruces completas, sólo los patibulum, es decir, los maderos transversales. Santa Helena no lo sabía; no podía saberlo porque este detalle fue confirmado por los científicos en el siglo XX. En segundo lugar porque en aquel año 30, fecha de la muerte del maestro, el Gólgota se hallaba fuera de las murallas de la ciudad santa, y al Norte. Si observamos un mapa de aquel tiempo, es fácil comprobar que la actual ubicación del calvario resulta totalmente artificial; de acuerdo a las bienintencionadas pero erróneas directrices de Santa Helena, la basílica que encierra el Gólgota y el Santo Sepulcro fue levantada a casi un kilómetro del punto exacto donde fue crucificado el galileo. (41:01)
Aryeh ha llegado de su delicioso almuerzo a la judía para explicar lo que Benítez no explica o explica mal ―perdonen la muletilla, por favor―. Lo dejaré hablar porque seguramente lo estaban extrañando. ¿No es así, Benítez?
[El sitio tradicional donde se identifica el Gólgota (“Lugar de la Calavera”, en arameo) es aquel donde Helena, la emperatriz madre de Constantino, creyó hallarlo en el año 325, junto con la supuesta Vera Cruz, el mismo lugar donde se alzaba un templo dedicado a afrodita por el emperador Adriano, y que treinta años después empezó a ser identificado como el lugar de la ejecución de Jesús.
Ahora bien, la razón de la erección de dicho sitio fue de lo más anodina: estaba en un cruce principal de caminos. Aceptando que la ejecución de Jesús es un evento histórico, es imposible que el sitio venerado sea el mismo, pero no por las razones que arguye Benitez. En el relato de la Vera Cruz, el lugar no se identifica como Gólgota por hallar las cruces, sino al revés: se buscan las cruces porque existía una tradición de que justo ese era el lugar. Sin embargo, Juan 19:20 y Hebreos 13:12 indican que dicho lugar estaba fuera de las murallas de Jerusalén: el Gólgota “oficial” se encuentra dentro de las murallas. Ahora bien, la justificación para esto está en el hecho de que las murallas de Jerusalén fueron extendidas varias veces, sobre todo por Herodes Agripa. De la misma manera, Dan Bahat, arqueólogo y profesor de la Universidad Bar-Ilan señaló en 2007 la existencia de seis tumbas del siglo primero en el área de la Iglesia del Santo Sepulcro, confirmando de esta manera que el área estaba originalmente fuera de las murallas.
Otras corrientes sitúan, en contraste, el Gólgota en otros sitios. Otto Thenius en 1842 propone que el sitio es el nudo rocoso al norte de la Puerta de Damasco apoyado en 1882-83 por Charles George Gordon (Gordon Pasha), por lo cual el sitio es conocido como el Calvario de Gordon, el cual esta justo al lado de la Tumba del Jardín, el sitio tradicional que se considera como la tumba de Jesús. Rodger Dusatko, por otro lado, propone que el sitio es justo afuera de la Puerta de los Leones.]
Gracias nuevamente, Aryeh. Más información en este link y en este mapa:
(41:13) Por último, el artificio de Santa Helena se vino definitivamente abajo cuando los arqueólogos judíos descubrieron los llamados Túneles de los Asmoneos. En estas excavaciones aparecieron el pavimento de la Jerusalén que pisó el hijo del hombre y parte de los muros del segundo templo; un enlosado construido por Herodes el Grande y situado entre 18 y 20 metros por debajo del nivel actual. En otras palabras, Santa Helena, los padres de la iglesia y la tradición habían olvidado que Jerusalén fue destruida y vuelta a levantar al menos veinte veces. Esta circunstancia sitúa la actual Basílica del Santo Sepulcro a veinte metros de altura sobre lo que fue el suelo original en el año 30. Todo un despropósito. (42:05)
[El Túnel de los Asmoneos no es otra cosa que el antiguo nivel de calle de las bases del templo, y transcurre pegado al Muro de los Lamentos.]
Hablando de criticones deslenguados, y éstos aparecen. Considerando lo dicho por Aryeh y los argumentos anteriores, no se le puede exigir exactitud histórica a Santa Helena, ni a los padres de la iglesia ni a la tradición de no haber tenido conocimientos que no estuvieron a nuestra disposición sino muchos siglos después. ¿Acaso Santa Helena tenía cara de arqueóloga o qué?
De hecho, si las procesiones se realizan en el emplazamiento actual de la Basílica del Santo Sepulcro es por razones de espacio, no por manipulación eclesiástica, porque eso no se lo tragan ni los rabinos. Aparte de tener zonas de difícil y hasta nulo acceso, el Túnel de los Asmoneos es como una madriguera de conejos que no permite la entrada de muchedumbres, las cuales por su seguridad deben desplazarse en espacios donde circule óptimamente el aire, sin riesgo de derrumbes y con vías de escape rápido en caso de emergencia, como lo es la Basílica y sus calles circundantes.
¿Quieren ver miles de feligreses muriendo por aglomerarse en un sitio en el que no cabrían todos? Métanlos en el Túnel. Recen para que los cimientos no los sepulten vivos. Recen para que no se sofoquen. Recen para que estén abiertas sus pocas salidas cuando haya un incendio o un tiroteo. Recen para que un grupito de antisemitas no convierta el lugar de culto en una cámara de gas.
(42:12) Pero todo esto en realidad poco importa. Los más que supuestos santos lugares de Israel se han convertido en una mina de oro. Un simple dato: la familia árabe Museiba, propietaria del Santo Sepulcro, y las confesiones religiosas que lo custodian, reciben cada mes alrededor de un millón de dólares en concepto de limosnas y donaciones. (42:37)
Sí, claro que importa, véase la refutación anterior.
Y aunque Ud. no lo crea, es mentira que una familia se lucra con la Basílica. Mejor dicho, dos familias: Nuseibeh y Judeh, ambas musulmanas, que sólo realizan el rito de apertura y clausura de las puertas de ese templo, del cual no tienen ni un centímetro entre sus activos. Eso se debe a que el “impuesto personal” que debía pagárseles con dinero en oro está abolido desde 1831; por eso es que las restricciones para visitar la Basílica son de horario, puesto que no se cobra un céntimo por estar ahí dentro. Además, los verdaderos custodios de esa iglesia pertenecen a tres comunidades cristianas: la griega, la franciscana y la armenia, cuyo complicado Status Quo ha dado lugar a enfrentamientos por cuestiones minimales como mover una silla de su sitio.
Sin embargo, eso no quiere decir que el cristianismo ―mas bien, el catolicismo romano al que ataca Benítez― no tiene modos de estafar a la gente y que vive en la austeridad, sin lujos. La corrupción de la iglesia, así como sus abusos de poder, ha sido una historia de viejísima data que ha sido duramente criticada por autores como Voltaire y sectas de “herejes” como la de los cátaros; de eso sí hay pruebas y es una desgracia que ahí reine la impunidad. No se puede tapar el Sol con el dedo, así como tampoco se le pueden sacar sus trapos sucios con calumnias.
(43:04) A esta vergonzosa e interminable sucesión de errores y manipulaciones hay que sumar por último los lamentables silencios de los evangelistas respecto al Jesús resucitado. Los creyentes, una vez más, resultarían estafados. Los textos, supuestamente sagrados, apenas relatan cuatro apariciones del maestro después de su muerte e ignoran el resto. En total, diecinueve presencias, ¿a cuál más importante? Y las silencian sencillamente porque las palabras del resucitado no encajaban ni resultaban cómodas en la filosofía y en el rumbo de la primitiva y naciente iglesia. Veamos dos ejemplos muy ilustrativos. (43:53)
Veamos dos ejemplos muy ilustrativos de plagio en el que Benítez, para no despertar sospechas, hace retoques en los sucesos de Jesús que va narrando.
(44:11) Quinta aparición. El maestro se presenta ante María Magdalena y otras veinticuatro mujeres. Y les dice: “vosotras estáis llamadas a proclamar la liberación de la humanidad por el evangelio de la unión con Dios”. ¿Mujeres proclamando la buena nueva? ¿Mujeres al mismo nivel que los hombres? Pedro y el resto, inmersos en una sociedad machista en la que la mujer quedaba relegada a un segundo plano, no podían aceptarlo. Y el suceso fue censurado. (45:43)
Libro de Urantia, documento 190 (v. (2033.1) 190:3.1): “La quinta manifestación morontial de Jesús ante ojos mortales ocurrió en presencia de unas veinticinco mujeres creyentes reunidas en la casa de José de Arimatea, aproximadamente quince minutos después de las cuatro de este mismo domingo por la tarde”; “[…] una vez que María hizo prometer a todas las mujeres que mantendrían el secreto, procedió a relatar lo que tan recientemente había sucedido […]”; “Él las saludó diciendo: ‘Que la paz sea con vosotras. En la comunidad del reino no habrá judíos ni gentiles, ricos ni pobres, libres ni esclavos, hombres ni mujeres. También sois llamadas a difundir la buena nueva de la liberación de la humanidad mediante el evangelio de la filiación con Dios en el reino del cielo’. […]”
(45:54) Aparición número doce. Testigos: ochenta griegos y judíos. El resucitado se presenta ante ellos y dice: “el padre me ha enviado para establecer algo que no es propiedad de ninguna raza, nación, ni tampoco de ningún grupo especial de educadores o predicadores, el evangelio del reino pertenece a judíos y gentiles, a ricos y pobres, a hombres libres y esclavos, a mujeres y varones, e incluso a los niños. Prestad atención: este evangelio no debe ser confiado exclusivamente a los sacerdotes”. Sobra todo comentario. (47:22)
Libro de Urantia, documento 191 (desde (2044.2) 191:6.1 hasta (2044.4) 191:6.3): “[…] el martes 18 de abril, […] a eso de las ocho y media, Jesús apareció ante Rodán y unos ochenta demás creyentes en Alejandría. Fue ésta la duodécima aparición del Maestro en forma morontial. Jesús apareció ante estos griegos y judíos […]”; “Lo que mi Padre me envió a este mundo para que yo estableciera pertenece, no a una raza, ni a una nación, ni a un grupo especial de maestros o predicadores. Este evangelio del reino pertenece tanto a los judíos como a los gentiles, a los ricos y a los pobres, a los libres y a los esclavos, a los hombres y a las mujeres, aun a los niños pequeños”; “Este evangelio del reino, pertenece a todos los que en ése crean; no deberá ser confiado en las manos de meros sacerdotes”.
(47:36) La historia, la tradición y las religiones han sepultado el mensaje original de Jesús de Nazaret; un mensaje tan sencillo como revolucionario y esperanzador. Un mensaje que dice: “todos somos hijos del buen Dios, un Dios que no castiga, que no lleva las cuentas y que nos ha regalado la inmortalidad”. Y el mensaje concluye: “hijos del buen Dios y por tanto físicamente hermanos”. (48:03)
Esta es la ñapa. La cita más parecida está en el Libro de Urantia, documento 147 (v. (1656.6) 147:8.5): “Creced en la gracia por medio de esa fe viviente que es capaz de comprender el hecho de que sois hijos de Dios y a la vez de reconocer a todos los hombres como hermanos”. Lo demás sería una síntesis del documento 117.
(48:36) Y llegará el día en que este planeta encantado será un mundo apacible y luminoso, un mundo sin templos, dogmas ni divisiones. Un mundo con una sola religión: la del espíritu. (48:52)
Querrá decir: la religión del urantismo. Invito al lector a contar la cantidad de veces que Benítez ha usado el Libro de Urantia como fuente. Invito al lector a reflexionar sobre este final tan comeflor del seudodocumental, pues para eso era mejor haber puesto Imagine, de John Lennon, mientras cantamos tomados de la mano con velitas encendidas y lágrimas en los ojos. ♪♫ You may say I’m a dreamer/But I’m not the only one/I hope someday you will join us/And the world will be as one ♪♫
Ahora es momento de poner sobre la mesa tres hechos que repudio. El primero es que me repugna la manera en la que Benítez ha hecho falsas acusaciones contra el catolicismo romano mediante falacias, mentiras e ignorancia pura; sus escasos aciertos están en cosas que ya se sabían y de las cuales se han realizado críticas desde hace muchos años. Si Benítez no tuvo la materia gris para diferenciar el animismo del monoteísmo en los dogones, ¿por qué habría de acertar al hablar sobre el cristianismo? Porque como hemos visto, la mayor parte de sus argumentos no están centrados en la investigación arqueológica e histórica sino en lo que dice el Libro de Urantia al que utiliza como fuente de autoridad, lo cual es tan tonto como refutar la Biblia con lecturas literales de los Eddas nórdicos.
El segundo hecho es que hayan habido ateos que mordieron este anzuelo, con carnada y plomada incluidas. Siendo yo también ateo, y siendo mi opinión tan adversa a las religiones como a los dioses en los que creen, considero que lo hecho por una tal Sociedad Atea en su canal de YouTube perjudica el ateísmo y lo hace quedar en ridículo, pues denunciar el Vaticano con basuras filmográficas como las de Benítez es contraproducente. Si usted es agnóstico y se ha visto este seudodocumental sin cuestionarlo, le aviso que sumercé también es tan cretino como la Sociedad Atea.
El tercer hecho es sobre los plagios de Benítez a lo largo de este filme. Si bien el ufólogo español enfrentó indemne esos cargos en su saga Caballo de Troya (saga de la que no voy a hablar, pues el lío es con Planeta encantado), eso no quiere decir que no haya habido robo de propiedad intelectual del Libro de Urantia cuyos derechos de autor expiran en cincuenta años después de la fecha de expedición, como ocurrió con la edición de 1955, pero no con la de 1993, que es la hispanohablante, pues su copyright todavía sigue vigente. En efecto, los mismos urantistas se han peleado por ver quién se quedaba con la marca registrada del Libro y los beneficios económicos que ello implica. Este dato lo da un promotor del ummoísmo llamado Ignacio Darnaude que habla de OVNIs en su página web.
Desde luego, hay algo que contradice lo anteriormente expuesto. En El libro de Urantia en los libros de J.J. Benítez, la Asociación Urantia de España está lejos de demandar a Benítez con pleitos legales; mas bien, se ve que la Asociación hasta lo felicita y le da publicidad a su amplia bibliografía magufa.
Una de dos: o los urantistas no se han dado cuenta que Benítez no se “inspira” en el Libro de Urantia sino que lo plagia al caletre y en sus narices, o ellos tienen una alianza con Benítez para hacer proselitismo religioso ufovangélico de manera encubierta, furtiva. Sea cual sea el caso, las evidencias que he mostrado son tan contundentes que ni Benítez puede hacerles frente. Es obvio que Benítez mete gato por liebre, y en esto doy pie con bola. Me pregunto si Jesús llevaría al reino de los cielos a un cobarde intelectual como él.
Jaque mate, gilipollas, gané. Y he dicho bien; gilipollas, es decir, tonto, lelo.
En consecuencia, el Jesucristo urantista de Benítez debe definirse con las mismas palabras que ha utilizado este seudocientífico durante su seudodocumental cazabobos: “todo un cúmulo de tergiversaciones”, “gran error”, “total y lamentablemente equivocado”, “manipulación”, “miopía”, “acertó a medias”, “errores y despropósitos”, “nuevos errores”, “invento humano”, “dudoso hallazgo”, “artificio”, “todo un despropósito”. Como decía el maestro, “la verdad os hará libres”.
Y así es como Benítez fue atropellado por un carrito de helados.
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Capítulo 5 – Secreto de uno, de ninguno
Capítulo 6 – Dios es tracalero
Capítulo 7 – Una “cajita feliz”
Capítulo 8 – Palito-Cerito-Palito
Capítulo 11 – Locademia de arqueología
Siento que se haya colado dos veces el mismo comentario, -cosas de la informática- pensé que se había perdido.
Ha pensado alguna vez que todo esto de JJB con Urantia, puede ser, simplemente, connivencia para poner en la palestra la visión de Jesus que aporta dicho libro…., para crear revuelo y llamar la atención de esa -según usted- secta urantiana.
Sabe la cantidad de libros que habrá vendido la fundación Urantia a partir de esta controversia, puede que muchos.
Seguiré leyendo sus articulos, trata temas interesantes, pero desde una perspectiva totalmente distinta a la mía, según ud lo que la ciencia no refuta es una magufada, según yo a la ciencia le queda mucho que aprender y aun no puede dar respuesta a experiencias donde los factores no son «medibles y contractables» y no por ello tienen que ser falsas.
un saludo
Lo del comentario «repetido» es seguramente por el filtro de moderación en el blog. Lo tengo implantado para revisar lo que me escriben antes de darle aprobación, porque hay mucho spammer y troll contaminando el Internet, y no me sobra el tiempo para hacerles caso.
Ahora, en referencia con lo que dices:
Lo del Libro de Urantia me venía alarmando desde que recibí por vez primera un prospecto que me exhortaba a convertirme a su fe. No sabía gran cosa de esa confesión religiosa hasta que me puse a investigar y resulta ser que surgió de un modo análogo a los Testigos de Jehová, sólo que son ufovangélicos, como los raelianos. Su doctrina del «verdadero» Jesús, por tanto, me pareció una de esas ñoñerías sectarias, pero luego me fijé en que había algo más que eso.
Sucede que mientras investigaba el episodio 4 de Planeta encantado me percaté que las citas textuales debían venir de alguna parte. Si Benítez no las inventaba, debió importarlas de algún lugar, y era el Libro de Urantia. Copi-pegué cada frase del filme y me remitía a ese texto «sacro».
Si se tratara de Caballo de Troya no le habría dado peros porque es una obra de ficción. Mala ficción, pero ficción al fin y al cabo. No obstante, en Planeta encantado el ufólogo habla en serio y presenta esa ficción como hechos reales (yo creo que ni eso ha pretendido hacer Dan Brown con El Código da Vinci), de paso con argumentos religiosos que tienen nulo valor científico. Más aún si proviene de una secta nueva del siglo XX que predica la palabra del Señor.
¿Hay un chanchullo entre Benítez y los urantistas? Es posible, no es una idea descabellada. Eso quizás explicaría por qué Urantia no ha demandado legalmente a Benítez por violar los derechos de autor. Por ahí circulan artículos de los mismos urantistas en los que tienen pleitos legales a razón del libro, en términos de ganancias monetarias y distribución del texto.
Ahora bien, con chanchullo o sin él, es evidentísimo que las referencias ocultas al Libro de Urantia son tan numerosas que sencillamente no se pueden ignorar sin más. Si Benítez lo hubiera hecho con algún manuscrito primigenio de los evangelios sin relación a Urantia, se habría hecho acreedor de un auténtico descubrimiento arqueológico que habría significado un aporte de gran tamaño, el cual sabríamos agradecer. Pero no lo hizo. Lo que «Juanjo» nos dice sobre Jesús equivale más o menos a esas prédicas evangelizadoras de los mormones, sólo que en vez de decirnos que Cristo nació en los Estados Unidos nos dice que vino del espacio exterior.
Échele una ojeada al capítulo 3 de esta serie, en la que Benítez usa nuevamente la propaganda religiosa, aunque con otra secta ufovangélica: la iglesia ummoísta. Y ahí vemos que la ciencia, aunque no lo sabe todo (ni pretende saberlo), sabe mucho más que el ignorante de Benítez, quien se ve que no tiene idea de lo que habla cuando aborda el tema de la astronomía.
Saludos.
<<Diualia, sino Divalia>> ¿¿Realmente este es un error digno para tachar de Burro??
Sea ud ateo o no, lo primero es ser digno…, si no le gusta JJB perfecto, piense en su obra como una novela, opine, pero deje a los demás que obren su libertad,
Sí, Spacor, sí. Aparte de burro y bobo, mentiroso y proselitista.
Y sí, soy ateo. Aunque no lo fuera, los argumentos y evidencias que di siguen en pie.
Y no, no es cuestión de que me guste Benítez o no… ¡es que miente más de lo que habla! Lo que hace no es nada «novelístico»; es que intencionalmente busca hacerle creer al espectador que esas magufadas de ovnis asociados con Jesús fueron reales y que existieron… según el Libro de Urantia, el cual tampoco es una novela, sino un texto «sacro» asociado a una secta religiosa.
Benítez tiene derecho a obrar en libertad. Pero esa libertad no significa que deba usarse para lavar cerebros mientras finge que nos siembra un sano escepticismo, ¿o sí? La metodología ufológica de verdad que es deplorable.
PD: una acotación. Según sé, en latín se podía pronunciar con la vocal «u» la letra «v», aunque era más común la pronunciación consonántica, o sea, con «v». Era preferible pronunciar con la segunda opción para que los hispanohablantes entendieran mejor la palabra «Divalia». Total, sea como lo hubiere hecho, eso no quita el error garrafal de Benítez en las festividades paganas de los romanos.
Sr Aranda, despues de leer Caballo de Troya, gran parte de la obra de JJB, así como el Libro de Urantia, su artículo se vendría abajo si JJB hubiera puesto la coletilla de referencias al libro de Urantia, con lo que de todo su largo artículo nos quedaría lo del año cero y los cometas…. poco mas.
He leido varios artículos suyos, y le animo a continuar con ellos, pero los insultos finales le situan a ud el el lugar donde quere colocar a JJB,
Usted sigue con la misma cantaleta, señor Spacor, a llorar pa’l valle con ellas. No me defienda Caballo de Troya porque no es eso lo que estoy atacando. Ni siquiera estudio qué elementos de esa novela le metió a Planeta encantado, sino el hecho de que Benítez nos pinta como ciencia e historiografía genuina lo que es mera charlatanería.
Es decir; lo que revienta es que el ufólogo español usa esos hechos ficticios y nos los quiere hacer creer como reales, como verdades históricas incuestionables. Y de paso se vale del Libro de Urantia como argumento, lo cual equivale a refutar el Evangelio de San Mateo con el Evangelio de San Juan.
Aunque a decir verdad, ambos evangelios tienen un peso histórico en la historia del cristianismo. El Libro de Urantia NO. Por eso es que los historiadores serios no le prestan atención a las «urantiadas», como tampoco a los raelianos ni a sus sectas afines.
Ergo, sigo con lo mismo: ni mi post se viene abajo, ni yo me rebajo al estrato de Benítez. Yo llevo 5 entregas desenmascarándolo con todo lujo de detalles y de evidencias reales basadas en las investigaciones históricas y científicas más recientes (véase el capítulo 1 de esta serie). Eso me pone muy por encima de él y de otros magufos de su tipo.
Lo siento Sr Aranda, He leido su artículo, he leido el libro de Urantia, y he leido Caballo de Troya y gran parte de la obra de Benitez, Practicamente en su artículo se dedica a desprestijiar a JJ por plagio, Si JJB hubiera puesto en sus libros la coletilla de referencias al citado libro de Urantia nada de esto tendría sentido, y su artículo se quedaría en poco más de las referencias al año cero y los cometas…. y para colmo termina insultando…..
Despues de leer varios artículos suyos, estos insultos finales vienen a situarle a ud en la posición en la que quiere situar a JJB
Pues lo siento por usted, señor «S» (o Spacor, su otro alias), pero ya llevo CINCO capítulos demostrando que Benítez es mentiroso, estafador, vendehumos y para colmo proselitista religioso. Si Benítez no fuera cristiano sino musulmán, y nos hubiera colado secretamente versículos del Corán diciendo que es la verdadera doctrina de Cristo, lo más seguro es que usted ya habría prendido las alarmas porque se habría percatado que esa es una clarísima apología del islam, que eso no es ciencia ni historiografía seria.
Algunos hasta lo verían como un fanático religioso o en el peor de los casos como un potencial terrorista (tomando en cuenta los prejuicios brutales que hay en torno al islam).
Ya si este episodio de Planeta encantado es plagio o no del Libro de Urantia, es otra cosa que me tendrán que responder los mismos urantistas. Si la respuesta es no, se dará la otra circunstancia que dije, en la que este pseudodocumental contiene propaganda religiosa pura y dura. No hay forma de probar lo contrario porque casi todo el guión de este filme, cuando se trata de Jesús, es un calco textual del Libro de Urantia, palabra por palabra y letra por letra, con varias excepciones en las que este ufólogo tuerce o mutila las citas de ese texto «sagrado».
Lo que ha hecho Benítez es imperdonable e intolerable. Si yo fuera urantista, o más aún, cristiano, me avergonzaría el solo hecho de tener que compartir mi fe con hombres de su calaña, quienes usan las Escrituras para fines nada loables, para predicar y practicar todo aquello que atenta contra la Biblia. Eso es como para cabrear a cualquiera con un mínimo de sentido común. ¿O se le olvidó que uno de los mandamientos prohíbe dar falso testimonio y mentir?
Además, ¿no le gustan mis insultos? Pues SE JO-DE. Benítez se lo tiene bien ganado por charlatán y por vernos cara de idiotas que nos chupamos el dedo. ¿Que esos insultos me ponen al mismo nivel de Benítez? NO. Entre ese farsante y yo hay un océano de diferencia. Yo no salgo en la tele ni en Internet comerciando con mentiras y diciéndoles a los espectadores que esa es la «verdad», sólo según argumentos religiosos metidos ex profeso por debajo de la mesa.