El periodista español Juan José Benítez puso a circular, en el año 2002, su Planeta encantado, un seudodocumental que a través de trece capítulos “develó” presuntos misterios cargados de supuestas conspiraciones, maquinaciones históricas y extraterrestres por doquier. ¿Podría esperarse otra cosa de alguien que mezcla “revisionismo” con ufología? Absolutamente no, porque Benítez es la enésima persona que inventa entresijos donde no los hay, reutiliza mentiras otrora desenmascaradas, dice perogrulladas, materializa especulaciones e indaga lo inexistente. No más leer las sinopsis visibles desde su web oficial de sus “documentales” se puede ver de qué van sus afirmaciones. Sigue leyendo
Mes: febrero 2015
Simón Bolívar: una visión escéptica. Prólogo e índice de artículos
La figura de Simón Bolívar suele ser vista como la de un hombre inmaculado de liderazgo indiscutible, lleno de victorias militares épicas, de una moral intachable y de una personalidad ejemplar, en conjunto con un pensamiento sumamente democrático y una inteligencia asombrosa expresada con discursos elocuentes; en sí, eso es lo que repite siempre la Vox populi cuando hay una conversación sobre este caraqueño. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro porque una considerable parte de lo que la gente piensa sobre Bolívar no proviene de una lectura crítica de su biografía o sus escritos, sino de frases aisladas y de un culto incuestionable por tradición a la imagen del Libertador que se ha extendido en Venezuela (que no en otras latitudes de Latinoamérica) a lo largo de los años. Este culto, como cualquier otro, genera una visión errada de la realidad, la cual es cubierta con vendas de leyendas que transforman lo humano en divino, la derrota en victoria, el trabajo de equipo en decisiones individuales, la cobardía en coraje, la ignorancia en sabiduría, la traición en patriotismo, lo inmoral en ejemplar, y el crédito colectivo en gloria unipersonal.
Dicho en otras palabras, la construcción de la imagen de Bolívar como prócer comienza por convertir todos sus defectos en virtudes, lo cual podría llamarse un sesgo cognitivo e incluso más que eso: un engaño basado en un deseo paternalista de creer en alguien que aparentemente guía los destinos del pueblo después de su muerte, en alguien que presuntamente es superior a nosotros en todos los sentidos. Este apego al Libertador, en efecto, es tan fuerte que basta con el sólo hecho de contradecir el dictamen del Bolívar impoluto para que sus fanáticos se nieguen a reconocer que él no creó ninguna doctrina sino que seguía las existentes de su época, ni siempre fue exitoso en sus actividades militares, ni su heroísmo bélico resultó ser tan épico como muchos suelen creer, ni fue democrático, ni opuso resistencia a sus ideas conservadoras, ni tomó en serio el laicismo, ni que su carácter, como el de todo ser humano, estuvo lleno de defectos. Sigue leyendo
De vuelta al inicio
Como habrán observado, Sabiduría Herética se ha mudado de plataforma, aunque no ha sido por mi voluntad, si bien WordPress no es un servicio de blogging desdeñable sino todo lo contrario. He de decir que una penosa situación me ha forzado a empezar casi todo el trabajo realizado en este blog desde cero sino fuera porque la informática tiene el prodigio de preservar lo que otros se empeñan en destruir con sus sucias tretas para intentar amedrentarme y obligarme a darle un minuto de mi tiempo a personajes irracionales que no se lo merecen. Y no se lo merecen porque su conducta es propia de canallas y fanáticos con quienes no tengo necesidad de dirigirles la palabra. Para mí no son personas. Son escoria.
Desde hace unos meses para acá tuve el infortunio de ser visitado en el antiguo sitio de Blogger por ciertos engendros del internet que pretendieron trollearme por asuntos de escepticismo que se habían discutido en blogs amigos de los que soy asiduo lector. Sucedió que los expulsé de Sabiduría Herética y en vez de agarrar escarmiento se ensañaron con mi web de descargas Digishokku (el cual también le pertenece a mi amigo de antaño Misaki) de donde igualmente les di un puntapié para que se fueran a molestar a la madre que los parió. Tuve noticias que días después esos trolls, fingiendo tener una identidad única, habían sido baneados de varias webs por armar escándalos, y que en su blogcito de pacotilla se la pasaba despotricando sobre lo muy malos, malotes, que eran los administradores, quienes para esos “entes” son los dictadores de la red que le cortan las alas a su libertad de ser los chicos malos del barrio. Entonces fue cuando en su afán conspiranoico sugirieron que yo estaba detrás de esos baneos. Sigue leyendo
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